Me quiero ahogar pero se nadar. Lanzarme desde el octavo piso, pero el guardián que daba acceso había fallecido. No imaginé de la existencia de unas pastillas , pero acaso no tenía ni una.
No lo hago por ella, al contrario, la seguía queriendo a pesar de que ya murió.Sólo quedamos dos personas en este mundo; el ser que la amo y este que pide un segundo para morir.La calle es un escenario de bailes , las quejas llegan, las noticias, las propagandas de ventas. Me hago invisible, me molesto de todo. No hay ceniceros para esta agonía alquitrante.
Llega la hora, son casi las siete y media y afuera un pájaro me alienta diciéndome que la noche se apresta para un último lonche.
Chosica
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