En el mundo de Cielo, sólo hay espacio para tres cosas: Sus amix, sus papis y su skateboard. Una feliz practicante de este deporte con tres fracturas y algunas cicatrices de múltiples rasguños, eran motivos más que suficientes para mostrarse orgullosa ante sus compañeros.
Entre el séquito que tenía de voluntarios; había uno que se cagaba de “amor” por ella, pero que tenía que ceder ante el silencio. Cielo tenía un sueño y era vivir la profesión del Skate, en ventas y algunos eventos. Aun cuando sus papis la vean como una simple menor de los tres, inocente e indocumentada.
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