Dant, por las mismas razones de ser un líder oculto, tenía
pequeñas delegaciones de frailes y monjes, quienes justamente luego de sus
meditaciones matinales y sus rezos de oficios y maitines, procedieron
justamente a atender a los hermanos visitantes, “Adelante por favor”.
- Soy Jerry Johnson, el hermano mayor de Dant; y requiero
hablar con él.
- Nuestro hermano líder seminarista está en meditaciones,
sería necesario entonces que ustedes pasen por unas pruebas previamente; como
es costumbre – repuso uno de los monjes
Se trataba de transitar por una senda principal hasta una de
las entradas. Pero para ese preciso momento las condiciones climáticas eran
severas, no solamente el viento, sino que el camino congelado dificultaba el
caminar de los hermanos. “Sostenme ahora Jerry, es necesario que nos apoyemos
cada vez que estemos por hundirnos en el hielo” “De acuerdo, hermano”
La ventisca se aproximó a ellos. De rato en rato, conforme
se daban ánimos y se impulsaban con la
ayuda de uno de ellos, llegaron al acceso principal. Pese al cansancio, en
ellos había una sensación de dicha. Su buena disposición tuvo un merecido
premio, para cuando el mismo Dant les abrió la puerta y diciendo: “Hola
muchachos”.
Santa Anita
21/08/2012
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