Acompañar, sentir que fueron azul
los instantes, sentir el ruido, tu soledad de burocracia, las horas expuestas
al perdón de la tardanza, una movilidad que nunca parte y de pronto todo ellos
conforman las noches, de las que solíamos jugar.
-En estos tiempos ya nadie lee a Carlos Fuentes. –afirmó
la niña de la librería.
-Es que el imaginaba que el universo era para él.- respondía la maestra de una triste materia.
-Es que el imaginaba que el universo era para él.- respondía la maestra de una triste materia.
Entonces los días transcurren,
como una balada en la oscuridad, como un ordenamiento del tránsito, y luego
ella con sus preguntas, con sus respuestas de ansiedad y abrazos perdidos; ella
se aleja de entre las matices del día y porque no se resiste a estar frente al
mar.
En tal transcurrir, observa que
su propia historia es más atractiva con los escenarios que ella misma ha
elegido. Los días seguirán transcurriendo después de todo, y ya nada será como
antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario