El teléfono resonó ligeramente al colgarse, contagiado acaso de una sonrisa de quietud que tras el acuerdo de dos colegas en cambiarse de turno de vuelo de interconexión; abrigaría la esperanza de una de ellas de re-encontrarse con el gran amor de su vida, producto de una reconciliación.
En el vetusto hangar mientras tanto, entre el clamor de horas y acumulación de sueño, un mantenedor no se percata que dejó cubierta la pieza con una cinta que más tarde no articularía el sensorizado, de la aeronave con destino a SCL.
En la mente de Yidda, no quepa esta vez el destino final; pues ante la emergencia se precisa retornar a LIM. De pronto el calor de sus mejillas se vieron opacados por una sensación térmica inimaginable producto del abrupto descenso. Ya no oye más los gritos en los pasillos, ya no pasa por su mente el inquirir por instrucciones en cabina. Divisa nuevamente por las ventanas las tenues luces de un acaso a prueba de colisiones, cierra los ojos y a su propia paz; decide no abrirlos más.