lunes, 16 de julio de 2007

La Imagen de las Horas


Los primeros destellos del sol, crearon tal efecto sobre el lirio, que envuelta en una suerte de exudación, elevó sus hojas con fines de dar sustento dramático a un sofocar. Las huellas del paso de un gato posiblemente cojo, dada la desviación de la segunda huella inferior a la derecha, ejercía cierto misterio en el escenario vegetal de aquel vivero. El lirio siguió luchando contra su peso y la inmenidad llameante del sol. Echaba de menos la sombra de aquel gato negro.


De pronto hizo su aparición una niña, levemente inclinaba sus manos hacia el lirio, hizo un pequeño discurso a solas, referente al calor y arranco la planta de la maceta. Su discurso terminó con una breve alusión al cumpleaños de su primita. El gato nego miraba desde el tejado , por un momento, quizás por la repentina inclinación de la cabza, se vio afectado por tal cimen de la niña. Pero el lirio feliz exponía sus hojas a la piel de la niña, como quien busca respirar de ella; sus pétalos aspiraban de su calor. La niña no dejaba de sonreir, cogió unos pliegues de cobertor plástico que hacía juego con el sol. El gato maulló para despedirse de us amigo. Éste ya envuelto, comenzó a recordar.


Magdalena
10/ 07 /07

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