martes, 12 de mayo de 2009

Ciénaga Azul



a GHOL


-Ves tus manos son más grandes.-Me repetía con sus azules palabras. Su voz pasaba como una caricia sobre mí.
-Pero aun así siento que son pequeñas. –Le respondo no queriendo soltar las suyas.

La noche avanzaba lentamente, parecían ser parte de ese paisaje compuesto de árboles y una alta probabilidad de lados oscuros de la fuerza. La tenía frente a mí y no me cansaba de mirarla y preguntarle a mi silencio si aquello era para mí un rostro de amor. Nos teníamos y éramos sencillamente de la noche.

Una madre de familia pasa cerca de nosotros.
-Buenas señora.-Le saluda mi “amiga”.

“Buenas” le dije sin mirarla. Ella parecía seguir los pasos de su vecina. Su presencia le daba otro matiz a la oscuridad, aunque en el fondo éramos del día. Éramos después de la misa, después de la paz. Aunque cuando sus labios nunca se pegaran a los míos. Era mi santa de madera. Y estaba tocando sus manos.

-Es tarde mis padres deben estar preocupados.-Me dijo liberando suavemente sus manos.
-Ok. Para mí también es tarde. Cuándo nos podremos ver.

Con su mirada comprendí que mi pregunta jamás tendría una respuesta. La humilde puerta que la borraba de mi presencia, me indicó esta vez que debía seguir mi marcha. Mis pensamientos se cubrieron de paisajes y recuerdos pasados. Mis libros y su fuerza literaria llegaron a mí como una inspiración tardía. Partí rumbo a casa, pensando que ese lugar era el más abominable del mundo.

Cuando Llegue a tus Manos



a Mami Lupe (i.m)


Los meses han pasado como jugando pero consideré oportuno estos cambios dado que el sol cansaba mucho. Así ha dado paso a una encantadora niebla cuyo origen nos da la idea de un auxilio paterno. Estos meses se han impregnado de ti y cada vez que miro tu imagen, me dices a los ojos como voy.

Las personas no son las mismas, cada vez la prisa los mueve y tienden a descifrar los misterios de Eros. Nuestra fe se alimenta de ti y cada domingo siempre hay un evocar. Invisible y sencillo como iba me torné un grillo, ahora en silencio espero las lluvias y los ejercicios de los gatos, muy atento a tus manos.

La Molina
Mayo 2009

En Lima Todos Hablan



En Lima todos hablan, los niños son felices, lejos de los pumas y las minas. En Lima por así decirlo, estaba el progreso. En eso último no estaba de acuerdo, era injusto centralizar el progreso. Empero qué era esa palabra. Yo lo entendía como dinero. Pero en el fondo era más.

Estaba postrado en la cama, recuperándome de un accidente laboral (Una caída desde una tolva a diez metros) y comprendía que el progreso consistía en disfrutar los resultados de nuestro trabajo, dedicarse a el y aprovechar los recursos que nos daba. En ese sentido recordaba las propinas que mi abuela me daba en algunas ocasiones antes de ir a la escuela, con una felicidad que ambos compartíamos, ella entendía que le sacaría provecho ya sea ahorrando o comprando algo de mi gusto. Mi abuela de seguro estaría trabajando mientras mi padre se recuperaba. Eso es progreso y no necesariamente hablar de Lima.

Origen de las Tormentas


Cuando creí que estarías junto a mí, que llegarías cada tarde como un suave recuerdo de mis postres de infancia y al fin a mis labios. Cuando decidí cambiar mis días por una sola noche contigo. Pero el tiempo concluyó.

-Gracias por el lindo detalle.
-Un detalle de cumpleaños.

Siete años es quizás un levantarse en sueños y rodearse de muñecas. Pero yo fiel a mi arrogancia te dejé escapar a las tormentas y a las dudas del color negro. Tu piel empero recuperó su magia y tu semblante cobró más fuerzas que un pura sangre hecho Corvette.

No quiero ser pesimista, pero aprenderé a mirar como tu a los años, tan y estrechamente tuyos. Origen de las tormentas.

Decisiones


Estando en Ticlio pensaba como la minería y su auge había cambiado las expresiones de los pobladores, volviéndolas magras, monótonas y casi distantes. No sabían más cosas sino su trabajo y eso me parecía terrible. Mi jefe se reía de mis reflexiones. El se jactaba que dentro de poco se jubilaría “Alquilaré el camión y viviré tranquilo. Si quieres te lo puedo alquilar, pero desde ya te digo que el precio es alto”.Yo lo pensé claro, por compromiso.

La mirada de mi padre, su voz expresando un “No quiero que seas como yo” cae en mí en su totalidad. Llevar mi vida por ese trabajo de camionero y a los veinte, que tenía planificado, no era para mí. Observando el efecto de mi hálito sobre la atmósfera fría, opto por seguir ahorrando para luego estudiar.