martes, 21 de diciembre de 2010

Tu Vida por la Mía


-Mauricio, te puedes ir tranquilamente a la mierda-. Sentenció la jovencita más atractiva de la U de Lima, la cachimba más dulce y más señorita de Estudios Generales.-Déjame en paz y trata de ser jodidamente feliz.

-Mi amor, espera…

Esta jovencita se llamaba Pierina. Tenía lindas piernas. De pequeña, luego de sus clases de francés solía preguntarle a su abuelito, un italiano que había servido al fascismo; si su nombre tenía el mismo origen que él o si en todo caso era francés (porque Piere es un nombre francés); pero como siempre el venerable don Francesco le hablaba del insigne Duce Benito.

Pierina tenía dieciocho años. Mauricio, quien era su primer enamorado, tenía veinticinco. Pierina ya no quería saber nada más de Mauricio, y para complacerla (por ser tan dulce) le daremos el gusto de no contar nada sobre él ni de las poquísimas intimidades que pudieron haber tenido. Ahora volviendo a la última llamada telefónica de ambos:

-Mirella, dónde estás. Mirella escúchame. Sí ese imbécil me agarró de cojuda y no sólo eso,se la paraba tirando a su ex.No me quiso esperar. No me importa, ya fue. Te quiero ver. Ok sale.-Había conversado con su mejor amiga.
De pronto se encontró con que tenía que ir a casa. De pronto se percató, que esa persona a quien tanto había querido (del que obviaremos a partir de ahora su nombre) sería el encargado de llevarla a su casa. No tenía crédito en su celular tercamente en prepago. Hacia un “Calor de mierda” y ni siquiera había para un helado de cincuenta. Ni siquiera había “Un puto heladero” que vendiera por ahí, helados a cincuenta .Así que a caminar de Surco a San Isidro.

Pierina vivía en Dasso.Pierina tenía lindas piernas pero no por caminar mucho. Su tía le había metido al gimnasio desde los catorce años. Dos instructores se le habían declarado, pero ella tenía miedo de esos tipos porque tenían cosas enormes por todo el cuerpo y porque ya otras chicas también eran inquietadas por ellos. Por aquella fecha Pierina estaba llevando ética en la clase de religión de su colegio.

Pierina lloraba, lloraba desde que un niño andrajoso le pidió una propina hasta que su mamá, otra andrajosa, lo llamó exclamando “Mauricio ven”. Lloraba porque no se lo podía sacar de la cabeza, lloraba porque casi se sacó la mierda luego de pisar unas joyitas en la escalera que daba a la Javier Prado. Lloraba porque un choro le había quitado sus lentes negros, lloraba porque un cobrador de combi le dijo Mamacita yo te curo, lloraba porque tenía lindos ojos y estaba llorando, lloraba porque tenía hambre, porque le faltaba un pincho para llegar, porque estaba cansada y no había cruzado aún el trébol. Lloraba porque no tuvo el coraje de decirle a uno de los patas de su carrera que la jalara hasta Camino Real. Pierina lloraba porque se había dado cuenta de que era una llorona.

Pierina no aguantó más y se metió al primer banco que encontró en su camino. Sacó un ticket , sacó un kleenex para que sus lágrimas no sean tan evidentes. Por los bloopers pasaron una broma que le hicieron a un pizzero. Nuevamente comienza a llorar. Una niña que estaba llorando de pronto se calla al ver que una más grandaza se había puesto a llorar. Uno de los policías distraído por el lunar que bordeaba la rodilla izquierda de Pierina, se anima a preguntarle qué le había pasado. Alguien por atrás acaba de dar un certero golpe a uno de los policías; demasiado tarde, el distraído ya estaba siendo apuntado por un encapuchado.

-Nadie se mueva por la conchesumadre.-Dijo el primero de estos, el de certeros golpes. Más allá el segundo, como si se tratara de una escena teatral, abría una bolsa y espero la siguiente frase de su evidente jefe grosero. –Acá me van poniendo sus celulares y relojes, carajo. -La experiencia ya le había dicho que nadie compraba collares de segunda.

Pierina esta vez no lloró, estaba pasmada como si un rayo le hubiera atravesado. Cuando el encapuchado pasó por ella, no hizo más que colocar su celular en esa bolsa negra y de paso el reloj que le había regalado su abuelita, más peruana que Pachacutiq. Los ojos del renegado pudieron notar los estragos de las lágrimas sobre sus ojos. Pero Pierina volteó rápidamente el rostro, justo cuando el delincuente pensaba ofrecerle un pañuelo.
Las fuerzas policiales tardaron diez minutos en llegar a la zona. Se enteraron gracias a que una vendedora de golosinas, advirtió que un hombre portaba un arma en su bolsillo trasero.”Se estaba yendo al banco”, dijo a un alférez que rápidamente reportó el hecho. Pero en esos 10 minutos los malhechores ya habían llenado dos bolsas de dinero, estaban por irse cuando de afuera un capitán advirtió que la zona estaba rodeada. “Esto no es Gamarra”, dijo el delincuente más avezado.- Hey, despeja la salida. Nos vamos por atrás rumbo a La Victoria.- Mientras ordenaba esto, y reconociendo una leve distracción a causa de las piernas de Pierina, fue donde ella y tomándola bruscamente le dijo: “Tu vida por la mía” y la llevó consigo un poco más arrastrándola.

Pero Pierina ya no lloraba, sólo se dedicó a gritar, insultar, patalear. “Socio, dale una de esas buenas que sabes hacer” Pierina recibió una patada en menos de dos segundos que le dejó inconsciente.

Ya como rehén, respirando apaciblemente Pierina era conducida a una vieja camioneta por los caminos sinuosos que de San Luis llegaban a la Victoria. Los policías sabían que no tendrían que disparar, imaginaron que lo más lógico es que suelten a la chica por ahí y que en las bolsas bien pueden estar el dinero y los celulares. Dinero que el estado de mierda acumula como mierda, pero que les paga tan poco y celulares que paraban comprando para sus queridas.

Pierina representaba ahora al Perú, un país lindo pero olvidado.

Anita Powsky

No nos importaba si no tenía sangre en la cara, no nos importaba si amaba o no su trabajo. Sólo interesaba que se moviera con arte, con desenvoltura y que sonriera a la cámara con frenesí. Porque para eso habíamos conseguido esa cinta de video, para saber algo más de chicas como Anita Powsky.

Nunca imaginaríamos que Betty Boop y el correcaminos serían sus personajes favoritos. Ni que había vivido en New Yersey con una abuela que se prostituía, a pesar de su edad. Anita era nuestra diosa. Y sólo a ella teníamos que honrarla luego de apretar play o incluso desde el momento en que rebobinábamos, torpemente pulsando varias veces sobre este simbolito << .Así transcurrió nuestra adolescencia con ella.

Nosotros habíamos perdido todo interés con las chicas, nos habíamos sumido en el mundo occidental de la lujuria, en las penetraciones, en las corridas (incluyendo las de toros) éramos salvajes. Pero de pronto Anita nos aclaró todo. Nos hicimos responsables, fumábamos menos, nos acostábamos temprano y presentábamos nuestras tareas a tiempo a fin de poder honrarla, a fin de darles nuestra más preciada ofrenda: nuestras castas masturbaciones.

Anita ya no aparece más. Nuestras vidas transcurrieron normalmente. No ganaríamos decenas de miles de dólares como ella; pero al menos teníamos para comprar algunos útiles de aseo o bien salir con las chicas. Cuando quisimos hacer el recuento de los bienes y perjuicios, de los deleites y los daños a causa de Anita, nos dimos con la sorpresa que fueron durante dos cansados años. Pero eso ya no nos importaba.

La Lluvia que no Volvió a Caer Más

Había charcos indescriptibles. Pero sobre ellos, la fuerza y el vigor de Mickey se mostraron insuperables. Ya habíamos ganado un ángel. Sólo necesitaríamos de un espacio más grande para su aureola, le comenté a Meche. Pero en el rostro de mi hermana, aparecieron amenazantes dos gruesas gotas de lágrimas.

La noche aún mantenía la lluvia, más allá con unos fuertes quejidos Mickey yacía tendido en uno de los charcos Los demás cachorros estaban a salvo. Mis primeros auxilios no resultaron para detener sus convulsiones. Al parecer los bronquios de Mickey habían sido fuertemente afectados. Pero mi raciocinio no dio para más y ante mi frustración y desconsuelo, sólo grité un profuso No. Mi hermana se aproximó a nosotros y me llevó a su camioneta. Eran las doce de la madrugada y nuestro veterinario, otro de mis mentores y maestros, parecía que nos estaba esperando.”Lo estuve alertando” decía Meche luego de ese fugaz paso de los minutos.

En la camilla Mickey ya estaba más tranquilo, pero no reaccionaba ante ningún estímulo. No movía la cabeza como antes, no agitaba su cola cada vez que le echaba una sonrisa. Esta vez yo había quedado convertido en llantos. A los pocos minutos le sobrevino un infarto, era demasiado tarde y sólo había una última salida; la inyección que lo convertiría en nuestro ángel para siempre. Apretando una de sus patas y en mi otra mano a la de mi hermana, sentí la llegada de la camioneta de mi padre y finalmente el último suspiro de nuestro gran amigo. Y fue así que nuestro querido héroe durmió para siempre en nuestros corazones.

Mi hermana había preparado un discurso, había obtenido el premio excelencia de su promoción. En su discurso mencionó a Mickey como uno de sus grandes maestros. Pero cuando terminó su discurso, ella dijo algo que produjo una gran conmoción,”Mickey fue un perrito”. Las bondades de la vida, permitieron que yo también tuviera parecidas distinciones. Precisamente una de mis tesis fue dedicada a Mickey, el tema resultó dirigirse a la terapéutica entre animales. La inspiración vino sobre él, ya lo había notado (emulando los dos proyectos de construcción de albergues de animales, de mi hermana). Nuestro ángel, querido lector, nos había enseñado a servir, nos había enseñado inspirado a elegir a nuestras carreras, a superarnos y a saber que podemos aprender de todas las criaturas del planeta. Nuestras queridas criaturas y nuestro querido planeta.

Travesura

Ella ocultaría su edad por tercera vez. Ella le pediría como siempre que le pague el taxi rumbo a casa, que le deposite un dinerito (o si es que tenía efectivo mucho mejor)para la medicina de su mami; antes de que don Abelardito la invitara posiblemente a penetrarla.

Ella acababa de cumplir diecinueve años. Para cuando tomó el taxi, según los testigos, iba desangrándose. Pero en ningún momento dejó de apretar con fuerza uno de sus puños, porque en él llevaba algunos billetes para las supuestas medicinas y para pagar la carrerita; esa carrerita que terminó siendo hacia la muerte.

Mickey en Acción


Ya no era el cachorro de tiempo atrás, ahora tenía la personalidad de un hombre. Mickey andaba más activo que nunca. Si notaba un perro alicaído, iba a acompañarlo asegurándose de que este descansara o para que se alimente. Este era sin duda un pequeño sacrificio; aún contra las indicaciones de un experto veterinario.

“No entiendo cómo puede el estar tan fuerte, ante el resto”, me decía Meche algo preocupada. Yo tampoco me lo explicaba. Sólo atiné a presenciar los actos humanitarios de nuestra mascota para con los perritos enfermos del albergue. Nosotros no estábamos tranquilos de pensar en la suerte de Mickey, pero a él no parecía importarle mucho.

En la noche también ocurría lo mismo. Afortunadamente siempre había provisiones aún para los horarios más difíciles de nuestro proyecto de albergue; así que cierta vez presenciamos como nuestro héroe servía alimento de la bolsa, a uno de los desafortunados cachorros. Era la primera vez que veíamos algo como eso, no se trataba de un perro ordinario. Mickey había llegado a niveles de ángel.

Yo ya había perdido la cuenta de los días, mis vacaciones ya se habían tornado arduas sesiones de trabajo ayudando a Meche o sacrificándome el corazón con tanto desapego de parte de un ser que apenas entendía la finalidad del proyecto de albergue. Para el último fin de semana del mes de febrero, el que siempre recordaré, Mickey ya bien pudo canonizarse.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La Frenética Vida de Ursula Hirschmann



La noche que siguió (por obvias razones) a la tarde en la que le anunciaron su ascenso; fue más bacanal que un Satiricone de Fellini y más perjudicial que una sobredosis de ají, “Oye, que te pasa ingrato. No te dije nada porque ahí no encajarías” No me importaba, pero ella (Ursula Hirschmann, graduada en Contabilidad con Maestría en Pasivos Ambientales) era objeto de mis preocupaciones. O quizás nunca lo fue y por eso Percy, mi hermano que está en Buenos Aires, sin saber mucho de mí, tenía razón con eso de que “Te la quieres levantar, pendejazo”.

Yo conocí a Ursula pidien en una de las asesorías de esos grupos de estudio fichazos. Pensar que yo solo iba a tomar apuntes de mi mejor amigo de barrio, que estudiaba en la U de Lima (Álvaro, que también está en Argentina pero no sé dónde chucha). Y apareció ella, cansada porque venía de sus prácticas en BDO (que nunca supe que mierda era esas siglas). “Profe puede repetir de nuevo todo, chicos esto corre por mi cuenta sorry”. Esta tiene que ser mi amiga , carajo; me dije. A la semana ya estábamos “tirando” nuestros primeros tragos, en su departamento. Desde que le hablé por primera vez me dijo que vivía sola.

“Cáchame, huevón” Ella andaba hasta al culo cuando me dijo eso. Yo para empezar no entendía ni mierda de lo que había apuntado y el huevón de Álvaro, a quien quería presentarle a mi amiga, se había tirado la plata de su mensualidad nuevamente yéndose a Máncora. Y yo con una cojuda que sólo decía “Cáchame, huevón”. Yo nunca lo había hecho y me jodía que cada vez que ella decía eso, tenía la botella del Baylis en la mano (yo tenía el vaso, por momentos creía que en el fondo ella me pedía el vaso como invitándome al Salud). Pero Ursula Hirschmann quería otra cosa y lo consiguió luego de dejar su botella de trago con chocolate en la mesa, luego de agarrarme del cuello para chuparlo para después estirarme el falo (no comprendí como lo hizo) y acomodarlo a su entrepierna recientemente descubierta en menos de un segundo.

Así comenzó todo, “No sabía que eras gay. Puta que desperdicio, eres riquísimo haciendo el amor” Ella me lo decía de frente, sin tapujos. Ella iba incluso a la misa y se confesaba, “El amor nos hace libres querido”. Había estudiado en la Señora del Consuelo y sus frases del maricón de San Agustín me tenían cojudo. De la nada aprendí muchas cosas, ya sabía de los ratios, ya construía estados financieros, siempre el balance a una fecha determinada como ella decía “No seas gilazo, es como la fotografía que le tomas a tu empresa en un determinado momento”. Después seguía jodiendome “Habla cuándo la repetimos, tienes un traserito uyyy”.

Siendo ella como era, no imaginaba pesar alguno en su vida. Visitaba a sus papás cada fin de semana, salía cada fin de mes con el pata de su jefe “Un tío casado pero que coge riquísimo”, ya le faltaba poco para terminar la carrera y ella que me animaba a que estudie eso y yo que “No lo sé, a mi encantaría ser veterinario o bien peinar” “Peinar, eres todo un cabrazo jaja. Pero te quiero sabes, eres un tipo bien humilde y chamba. Yo te voy ayudar, asi como te jodí esa vez…” “Ya carajo, no empieces” “Esa vez con el Baylis…jaja. ¡Escucha mierda! Te voy a ayudar” A la semana, me llegó a la jato una invitación a una escuela de estilistas en Miraflores.

Conseguí un trabajo en una tienda de mascotas. Yo no supe por unas semanas de Ursula Hirschamnn. Ya se había graduado. Me llegó un correo electrónico se iba por un año a Colombia a seguir una maestría. Ese año se pasó al toque. Tanto así que habiendo conocido de negocios, entre clases de mierda (me botaron a los tres meses del grupo de estudio porque el huevón de Álvaro justo se había quitado a no sé dónde chucha en Argentina) y conversaciones con mi amiga; puse finalmente un negocio de peinado para mascotas.

Paso al toque el año y Ursula Hirschmann había aplicado a un chambón en una minera. Me dio la primicia luego de llevarme a dos mascotas suyas que olían muy bien a pesar de “Vivir contigo, jaja” “Calla maricón de mierda jaja. Te amo”. Por momentos hubiera querido ser hombre con ella, lástima que su torpeza en mi debut, producto del chocolate de mierda ese, la haya jodido todo. Pero yo quería vivir sólo, sin parejas amando la naturaleza, el mundo a sus seres “Y a las pingas, si o no causita jaja”.

Ella era una loca definitivamente. Una loca con figura escultural, producto de no sé cuantas horas en el gimnasio, una loca con una cirugía en la nariz, una loca de cabellos castaños que sucumbieron al rubio, una loca de cabellos muy bien cuidados con crema de jojoba, una loca de sonrisa exquisita, de senos turgentes y unas caderas imponentes que parecía que vinieran con cambios, mismas cajas mecánicas. Haciendo spinning era una diabla de mierda, haciendo pilates era un ángel arrechante, con fitness era una diosa malcriada. Y yo era el gay que le pasaba la toalla.

La hierba al principio era riquísima, pero ya en dos ocasiones hice un pésimo trabajo al emular el peinado de la princesa Leya en dos de mis clientas favoritas, una pekiness y una chit zu. Era una huevada, aún cuando no tenía nada que hacer. Pero ella ya había experimentado esas cosas desde que entro a la Cooper de mierda esa. Pasaron justamente seis meses cuando la ascendieron, espero que por su buen”…desempeño en la cama.” “Ya no jodas huevón, por qué eres tan resentido.

No me jodió que no me haya dicho nada, me jodió que se había coqueado, de que había tirado con dos huevones a la vez mientras, sus jefes y los gerentes la veían y quien sabe se animaron a contraer algo con ella. Yo decidí hacer un viaje. Así que decidí dejar el negocio a mi asistente y ahora socia Carmencita Pacheco.

Aquí en Ámsterdam, las cosas que he visto no se comparan a las que sentí ver o creí que pasarían en Lima. No sé como llegué aquí, lo cierto es que por ahí Ursula Hirchsmann se enteró que llegué a ganar diez veces más que ella, peinando a las mascotas asquerosas de la realeza.Ursula Hirschmann ya no me quiere hablar más, yo tampoco. Me devolvió dos pasajes que le envié para que viniera a visitarme, le llegó al pincho.

Anoche quise comenzar a escribir una carta para ella. Le pregunté a Hans, mi actual pareja de dos metros de estatura (y mi contador), cómo debía comenzar. El me sugiero que pusiera Querida y el clásico espero que te encuentres bien. Ya al castellano, inicié mi carta así “Queridisima Ursula Hirschmann (“Puta madre deja de llamarme con el apellido”) Espero que al leer estas líneas te encuentres bien de salud (“Prueba esta, mira está buenaza”).

A la mañana siguiente, en una de mis acostumbradas visitas a mi portal peruano favorito leí esta noticia. “Con fuertes escenas de dolor despiden a los tres jóvenes fallecidos en el trágico accidente del pasado domingo….Por otro lado la familia Hirschmann también expresó su indignación por la lenta investigación de los hechos . Ursula nuestra hija, no descansará en paz hasta que el responsable no esté en las rejas”. Imposible, dije luego de que una lágrima cayera de mis ojos y antes de abrazar a Hans, que no entendía ni mi castellano ni el de la noticia. El responsable nunca irá a las rejas, porque está en todas partes. Y porque Ursula Hirschmann nunca lo hubiese querido así, porque su amor y dependencia lo hacía libre.

“Adiós cojuda de mierda. Adiós mi amor”.
Ellos nunca lo notaron. Efectivamente sus padres tenían razón. Que mantuvieran esa clase de actitudes en las fiestas no sólo les llevarían al fracaso social (traer un engendro no deseado al mundo, que la gente no les devuelvan el saludo, por ejemplos) sino que también consideraríamos a la muerte.

- Pablo, pareces un papa hablándonos de esa forma.
- Ustedes no entienden, parecen unas marionetas haciendo lo que ellos les piden.
- Pero estamos entre patas, qué problema hay. –Acotó uno de ellos, el que vestía siempre de rojo.
- De acuerdo, haré como si me hubieran entendido.

Ellos nunca me entendieron. Para cuando el diario de mayor circulación del país anunció la trágica muerte de los hermanos siameses, un poco más y también cubrían la de sus padres. Efectivamente sus padres tuvieron razón. Las orgías y las drogas son muy peligrosas para los siameses. Ellos lo entendían porque fueron jóvenes, pero para todo hay límites. Me pregunto ahora, si confiándome a la fe de los papas, los volveré algún día en el cielo (porque estar cagado del cerebro no significa ser malo). Quién sabe si esta vez por separados, porque para diosito no existen que Noruegas y operaciones de medio millón. Y si es así, ahora que voy a rezar por ustedes; porten esta vez buena ganya.

Pequeños Síntomas


Yo me sentía mal cuando nuestros padres nos preguntaban por la fecha de plazo. Y lo sentía aún más cuando andaba pensando en una fecha precisa; para cuando trabajaba en la construcción. Habían pasado esos dos meses así. Yo había dejado de pensar como un veinteañero; ya pensaba en jubilarme incluso. Pero un plazo, eso no importaba y había dejado de ser preocupación mía para cuando Mickey recayó en una enfermedad.

Lo de siempre, como me decía mi hermana, Pérdida de apetito y cansancio son evidencias de una fiebre, ¿Puedes detenerla?, Tranquilidad, veré la forma de aquietar esto. Al principio los cuidados de Meche funcionaron; pero aconteció la muerte repentina de Tomas, el perrito que había superado el parvovirus inicial. Entonces notamos que el resto de los perros, un veinte por ciento, andaba con los síntomas. Fue ahí que Mickey entró en acción.

Dama


Su cabello era perfumado por una flor, tan desconocida como la procedencia de su homenajeada. Pera esa flor andante ahora estaba muy cerca de mí. Muy cerca de mi cuerpo, de mi presencia y del “Hola, ¿le ayudo con la ventana?” y más tarde su sonrisa con un “Gracias, que amable. Está bien”. Y yo feliz.

El viaje termina y desciendo del transporte público, para perderme. Ella parece tomar el mismo camino. Llego al antro de la lujuria, llego a una cama en ruinas; muy indispensable. Y en el cuarto del costado, ella; ocupada en su arduo y triste trabajo.

Llegó Mickey


De corazón lo estábamos esperando, llevándolo a casi la ingesta; era sentir un gran temor porque se podría contagiar. Y qué si él estaba vacunado. Nunca se sabe en verdad. Meche ya no andaba como loca, ahora parecía una paciente más, presa de los nervios como estaba. Tuve que tomar una decisión. Fue así que comencé a trabajar en la construcción de algunos ambientes.

Pero algo raro había en Mickey y era que a su llegada, el mismo iba donde sus amigos-hermanos, como de seguro los llamaba. Era él que sin temores se acercaba a los enfermos, jugaba con ellos. Mickey parecía un médico incluso hasta para mi hermana. Yo no salía de mi asombro. Pasaron así dos meses.

jueves, 21 de octubre de 2010

La Huella del Hielo


No era el hambre lo que lo llevaba afuera, ni siquiera la impaciencia de ese ser panzón que se contentaba con la mitad del alimento; era su deseo de vivir. Para él la noche no era más que una oportunidad para protegerse de las bestias nauseabundas, el día una ocasión para alimentarse. Desconocía a los individuos que siempre lo terminaban ayudando con alguna caza, para eso estaba su daga de amanita, para darles lo que correspondía y de preferencia con sendos huesos.

Pero esa bestia predilecta de sus cacerías, tenía algo que ellos ignoraban completamente. Sí ese ser lanudo y gigante tenía un denso pelaje al que muchas veces dejaban abandonado, exponiéndolo al sol y al olvido. Pero el bien se preguntaba si podría servir para algo más, no podría sólo estaba claro. En secreto decidió aguardar el momento propicio.

Pasaron así los días y el calor de lo insoportable, terminó escondiéndose. No existía más. Las bestias ya no rondaban por las mañanas con poquísimo sol. Las cordilleras escondían un verdadero terror, que según algunos buenos vistazos, se trataba de seres como él y otras bestias de caza, totalmente petrificados y muchas veces incompletos. Pero esto no era su temor. Su temor era terminar como ellos sin no haber obtenido antes ese pelaje lanudo de la bestia que ahora no puede cazar.

Las frutas le sabían asquerosas, el ser que ya no estaba panzón y que ahora lleva a otro más pequeño en brazos, se contenta con frutos extraños que él ni siquiera se toma la molestia de olerlos. No tiene ni idea de cómo los obtiene ni por qué lo hace. Las bestias ligeras de cuatro patas también son presa fácil del frío. Pero nadie quiere exponerse al paisaje frío y destructivo al término de las cuevas, un poco más allá de los sembríos.

Entonces recordó que el pelaje se encontraba a unas pocas horas de camino pasando los sembríos. Entonces recordó que estaría sólo porque cuando se juntaba con otras, era para matar o para dividir la presa. No conservando nada que no fuera carne con densos huesos. Entonces inició su marcha, entonces pasó primero por el sembrío y extrajo algo de lo poco que la bondadosa y fuerte tierra le podría dar a ese aprendiz de agricultor.

Otros como él lo miraban desde sus propios cultivos, lo veían más desprotegido que ellos mismos, lo veían solo. Sin embargo, era así como todos estaban. Porque los significados surgen a partir de las observaciones. Entonces por él comprendieron, que debía también salir a pesar del fuerte frío, salir y explorar nuevas tierras, de seguro tierras calientes muy cerca de esta que se acaba de helar. El emprendedor continuaba su marcha, de pronto atardeció de pronto vio el cúmulo de pelaje sin utilizar de la enorme bestia lanuda. No había aún lenguaje para su dicha.

Provisto de la daga, desgarraba cada cartílago, cada hueso a fin de conservar solo el pelaje. Sus dedos poco a poco perdían la destreza, la noche llegaba junto con la inclemencia del frío. La cordillera iluminaba a lo lejos de tanta blancura. Por fin terminó, pero el pelaje era imposible para sus fuerzas, estaba solo, con frío y con hambre. Ya habían pasado varias horas. Nuevamente tomó su daga la miró y pensó por un momento que ya no estaba solo.

Ya no estaba solo y cada corte adicional le recordaba esto. Cuando creyó terminar con su obra, decidió probar la masa de cada una de los pelajes. Para su sorpresa, al comprobar cuál de todos los retazos le demandaba más resistencia, descubrió el abrigo. Entonces un extraño calor le invadió el cuerpo, era el calor del triunfo. Pero aún no había llegado a la cueva donde le esperaban esos dos seres hambrientos.

Entonces tomó junto con el suyo un abrigo de menor tamaño, el más ligero y se lo llevó consigo. Extrañamente, había recobrado fuerzas, extrañamente se sentía más veloz a pesar que el camino era llano. El viento pasaba frío, pero lo sentía como si fuera parte del exterior. Al cabo de unas horas, nuevamente los compañeros de caza, nuevamente los dos seres a los que el instinto los llevó también a abrigar.

Entonces esta vez su deber era salir, salir abrigado y decirles que vayan por el abrigo. Ellos no sabían que era eso que llevaba puesto, pero él les indicaba con el brazo extendido, hacia ese camino que les tomaría en su caso algunas buenas horas. Uno de ellos temeroso se le acercó, el inició la marcha. Pasaron las horas y la oscuridad terminó dificultando las cosas, ya no estaba la luz de la luna ni mucho menos la punta de esa cordillera blanca que indica. Era preciso ubicar esos montículos, finalmente lo halló. Finalmente le hizo probar a su compañero uno de ellos. Aún quedaba uno y era el más pesado.

Los dos iniciaron la marcha, llevando consigo el más pesado. De pronto el ambiente se vio invadido por la niebla, de pronto comenzó a caer del cielo partículas semejantes al color del suelo y de ese cordillera. De pronto sus pies frente a sus ojos se vieron por fin desprotegidos. De pronto se dieron cuenta que con esa carga no podría llegar nunca al grupo de caza. Repentinamente la fatalidad quebró una parte del suelo de hielo aprisionando al gran descubridor. Su acompañante no podía liberarlo. De pronto esas manos que indicaron el camino, ordenaron esta vez para que lo continúen, sin él.

Cobijado aún por el gran bloque de pelaje, iba sintiendo como ese gran bloque cedía ante el gran peso. Esta vez de pie, iba sintiendo como la vida se separaba de él, en partes. Alejándose de sus pies, de sus piernas y de su cintura. De pronto sólo quedó el silencio. De pronto no quedó nada de él tan sólo sus huellas y ese montón de pelaje. Ese pelaje que nadie quiso mover, como honor a ese guardián del calor, como honor a esas huellas que trajeron algo más que la vida de un gigante lanudo.


Santa Eulalia
21/10/10

Tita


Tita pronunciaba mi nombre de una forma exquisita, ella siempre me escuchaba atenta con una actitud de querer aprender a mover los labios de forma segura e inteligente, como lo hacía un estudiante de ingeniería. Tita había aprendido Chino y lo pronunciaba tan exquisitamente como cuando pronunciaba mi nombre. Yo no sé que hacía en su clase, quería aprender supuestamente; pero terminé enseñando mi forma de vida a Tita.

- Pucha mi enamorado, que es de la cato, es tan inteligente como tú - . Mentía de seguro, al notarme poco interesado en ella, que aparte de ser bajita, no era tanto de mi tipo.
- ¿Y por qué te atraen los chicos inteligentes? - .Le pregunto en voz tan baja como para que llegue directo a ella, que bueno está bien, era bonita

“No sé, pero se siente bonito. No sé hablar con alguien que sabe tanto como tú, que te pueda enseñar otras cosas” Yo la escuchaba, como si fuera un niño escuchando a su hermana mayor. Yo la escuchaba y eso me gustaba. Me gustaba más que contemplar sus ojos, me gustaba más que sus manos, más que su forma de vestir, más que su diminutivo de Tita. Por entonces yo sí tenía de verdad una enamorada; que era más inteligente que yo.

Algo Anda Mal


Aquel cinco de febrero de ese año terrible, uno de nuestros cachorros dio inicio a la secuela de accidentes que nos mantuvo con el corazón en la boca a mi hermana y a mí. Sam había experimentado una fuerte repulsión, producto de la explosión de una pelota que mordió. Si bien lo que nos alertó al principio, fueron los fuertes alaridos del cachorro, más adelante notaríamos que había perdido parte de la audición.

Luego vinieron caídas, cortes y resfríos. Algo estaba pasando. Efectivamente, Mickey anduvo por un tiempo en casa de mis tíos para asegurar el cruce con una de sus bellas mascotas. Finalmente, en la primera semana de marzo de ese año terrible, hizo su aparición un brote de parvovirus; aparentemente uno de los pequeños cachorros lo contrajo, muy de seguro luego de sus primeras salidas. Hasta que llegó Mickey.
Ella bajando de la combi. Ella cruzando con el semáforo inteligentemente en rojo. Ella caminando alegre hacia su casa que de seguro quedaba cerca. Ella bajo la lluvia. Ella vestida de blanco, con un cansancio académico, dando a deducir que bien podía estudiar medicina, veterinaria u odontología. En cualquiera de esos casos la anatomía sería como un pan comido, un pan comido dentro de una sala de operaciones. Ella en la sala de operaciones. Asumiendo que la medicina.

Ella desvistiendo a un paciente. El paciente, que resultó ser su enamorado, tomándole del talle se encoge un poco y la besa con frenesí. El diciéndole que la desea, que su fantasía era hacerlo en una sala de cuidados intensivos (estando en el laboratorio ) con ella. Ella que no sabía esas versiones del amor. Ella que quería casarse de blanco. Ella cogiendo un bisturí. Amenazante y bella. El que huye aterrorizado. El que ya no quiere ser más ginecólogo.

Días de Meche


Conforme pasaban los días y las responsabilidades crecían junto con los cachorros. El jardín contiguo al garaje, destinado para el albergue, ya contaba con una estructura arquitectónica improvisada por mí. Así pasaron tres años y Meche estaba loca con su plan de tesis, Desparasitación o rehabilitación, No me parece lo primero, Tu cállate, Bueno no dije nada, Me acabas de dar una gran idea.

Y lo llamó “La estimulación afectiva en los pedigree y su aplicación terapéutica”, Asu que tal tema, Nada que ver Mickey me inspiró, se supone que él ha crecido con nuestro afecto y ha sido testigo de la forma como se la dábamos a los demás, Tú crees que él sea como un psicólogo para ellos, Así es y es lo quiero demostrar. Ella ya había dejado sus manías nerviosas, ella ya había dejado atrás a dos ex – enamorados; era tiempo de ella. De ser ella misma, ser la Meche que aporta y sirve desinteresadamente.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Un Amiguito

Cada quien nace imitando algo de la liebres. Hoy estuve con mi padre muy tempra, Osea que el padre de tu amigo Aarón se quedó soltero, ¿cómo te enteras de esas cosas eh travieza?, Papá yo soy así me gusta estar atenta a todo.

De por sí todas hablaban del papá de Aaron, Es guapísimo Karlita, Tiene unos ojazos. Lo conocí un jueves en que tenía que reunirme con Aarón para nuestro proyecto de ciencias, un modesto horno solar.

-Papá, ella es mi amiga Karla Jimenez.- se animó a presentarme mi compañero.
-Hola.- dijo sin dejar de mirarme a los ojos, aproveché de esto y le di un beso.

¿Por qué le diste ese beso?, Sandra es que me puse nerviosa, Pero nada Karla, eres chica y debes darte tu lugar, Oye es un señor de treinta y tantos años. Era extraño que ya nadie quería hablar del tema, ahora que parecía ilusionada, Ilusionado que estás Aarón , ella no te conviene,Bueno trataré de ganarme la amistad de Sandra entonces.

Una noche Aarón tuvo que salir a hacer una llamada, me quedé sola con su papá que veía atento el debate de unos candidatos; podía apreciar sus poderosas pantorrillas, sus sensuales rodillas, ¿Deseas algo de tomar?, Ay señor gracias, No tienes por qué, mira que curioso parece que hubiera visto tu rostro antes, Ah ya qué raro, Me gustaría invitarte mañana a un recital de jazz, iremos con Aarón. Pero el nunca fue.

Necesariamente no quisiera describir esa noche. Fue muy romántica, nos reímos mucho, nos besamos finalmente, Te quedan lindísimos tus diecisiete años, Muac que regios treintay...Siete, Me encantas. Estaba loca de amor, Papá disculpa pero te tengo que contar dos cosas, estuve en un recital de jazz junto con mi enamorado.

En la segunda ocasión que mi enamorado, el papá de Aarón, papá reconoció a su amigo de promoción, Cabezón no me digas que eres el papá de Aarón, Así es, te felicito por la hija precisosa que tienes, Salió a la mamá, que por cierto está haciendo su master en Chile, Te cuento que le agrada mucho el Jazz.

Los rostros de los hombres son enigmáticos, pero ese día el de mi padre fue el más dramático de todos. Una expresión que duró toda la noche incluídas las copas que se tomaron. A la semana siguiente volamos a Chile, una tierra de vinos, de maestrías en sociología y recitales períodicos de Jazz.

La Misma Persona


Ella canta y encanta.Ella hechiza y su voz parece recobrarse cada día como un fénix. Rudy estaba enamorado de ella y de sus piernas. Rudy cantaba juno con ella cuando había ocasión.
Sin embargo, toda mujer es un universo por descubrir y ella no era la excepción.

Cuando llegué por la noche al parque que debía cruzar, la distinguí junto a dos muchachos más
altos que ella, vale decir bordeantes de los dos metros. La distinguí junto a unas cervezas a
temperatura de ambiente. Entonces me pregunté que era de mi primo y qué era de su religión.
¿Dónde estábamos? Entonces fue ahí que preferí ser la forma como era yo. Presto y libre para
el arte por el arte. De manera que seamos siempre la misma persona.

El Espacio: Factor Crítico



Si no era la capacidad de memoria del ordenador de su hermana, era el tema de administrar bien el espacio. Ya habían nada más y nada menos que diez chuchos. Estos recibían alimentos producto del ahorro de las propinas y del apoyo voluntario de vecinos y amigos.

Pero el espacio era un gran tema y debería llegar a mantener así. El albergue venía gozando de popularidad y hasta algunos animalistas estaban proponiendo incluir a los gatos. Pero los michis no eran santo de devoción de la joven arquitecta; además teniendo en cuenta que engordan más rapido que los perros, iban a perjudicar más el espacio reservado. Pero eso a estas alturas ya no importaba.
La niña mira extrañamente al joven de cabello castaño. A sus ocho años de edad presiente que tras ese silencio de profesor que espera a la madre, vendría una pregunta para ella. Pero decide tomar la iniciativa.

-¿Qué edad tiene usted?
-Dieciocho años pequeña.
-Se te ve muy joven y apuesto.-Aquí hubo un pequeño silencio.
-En verdad, ¿te parezco guapo?
-Sí.

Después de ese sí, la pequeña dió un salto y se fue a buscar a su mamá. El joven mira extrañamente a la fugitiva niña, de pronto quisiera que ella tuviera diez años más y quien sabe enseñarle alguna materia o bien llevarsela a pasear. El joven tuvo la impresión de que estaba a punto de experimentar una erección.

Será Mejor que Empieces



Era la primera vez que mi hermana, aficionada a las ensaladas de frutas, se mordía las uñas, Una cosa es decirlo pero otra diseñarlo, Recuerda que ahorita no tenemos lo más importante, Claro los perros, pero qué hay del diseño del albergue, Qué albergue, se supone que estamos hablando de la casa. Era difícil convencerla de que su idea debería ser simple y efectiva.

Luego de un primer anuncio cortesía de una comunidad de servicio de inteligencia para chicas, nos encargaron los primeros tres cachorros; inmediatamente empecé con los controles preventivos, los descartes de parásitos, las vacunas de defensa. Eran cosas que no entendía mi hermana, pero que de seguro imaginaba que eran buenas. Ella en tanto se mordía las uñas, pensando que no bastaba con ser la nana de los cachorros sin hogar, sino que habria que empezar de una buena vez.

sábado, 14 de agosto de 2010

La Tierra es el Paraíso

No obstante pequeño, parecía que todo el orgullo del mundo lo cobijara por un momento. Efectivamente el destino no solo le deparaba una enorme estatura, le otorgaría muchísimos años, un espacio entre nuestra familia y la dicha de vivir en este paraíso tan nuestro y que venimos forjando como una verdadera escuela de amor.

Lo bautizamos con el nombre de Thai que en nuestro idioma significa Grande. No obstante era pequeño representaba la dicha de sus jóvenes padres. Uno de ellos, la madre elefante, se había criado en estado salvaje. Había conocido a nuestro hermano mayor en uno de sus tantos paseos.

Pero el pequeño Thai muy pronto fue testigo de la maldad de los traficantes, quienes en un confuso incidente dieron muerte a su madre. El objetivo era su padre y obviamente él. Aunque no lo sabía, fue la misma naturaleza la que pudo calmar esos rencores de su niñez.

Más tarde nuestro hermano mayor había sido secuestrado. Sólo conocimos su paradero final como una pieza finísima en algún país de Oceanía. Nuestro corazón quedó enteramente con Thai. Mi familia iba desapareciendo también. Primero su compañía, mi hermana casada, mis hermanos con familia. Luego de este mundo se irían mis abuelos y mi madre.

Con papá aún vivo decidimos vivir aparte de la civilización, nos adentramos más a la jungla. Ahí pude aprender artes marciales y a compartir mis progresos con el pequeño Thai quien crecía cada vez más.

Aunque no dejaba de ser pequeño, yo comprendí que él era una excelente compañía. En la ciudad por ejemplo sufrimos algunos atentados, a causa de las persecuciones de los rebeldes. Fueron las enseñanzas de lucha y la paciencia de Thai las que me dieron la fortaleza suficiente para salir airoso.

“Algún día lo pondrás un precio” decía un anciano que siempre iba a nuestra cabaña en busca de ejemplares como Thai. Pero estaba decidido que las generaciones de elefantes no vivirían esclavizados sino que serían parte de nuestra familia, que crecerían, que trabajarían y convivirían con nosotros.

Muy pronto me hice adulto y comprendí que mi vida en lo sucesivo, tenía que darse en ese lugar. Mi compañera lo sabe muy bien, como que entendió que definitivamente el paraíso está en la tierra, junto a quienes más quieres, los pocos que te aprecian y los que marcan tu vida con buenas dosis de compañía y amor sobrenatural, como el pequeño Thai.

Profesionalismo

Ella entró al cuarto cubierto de cojines y sillones rojos cubiertos de fino esmalte. Ella se presentó en menos de tres segundos. “Es lo normal, todos pasamos por lo mismo” respondía por vigésima mes el camarógrafo profesional.

Esta no parecía adicta a la cocaína, pensó en sus adentros. Esta se despojaba de la toalla con total naturalidad sin perder la mirada ni mirar por algunos instantes el techo. Esta chica sí que sabe hacer su trabajo.

Lentamente caía la toalla primero sus pechos dieron la luz, luego su cintura, su amplio pubis y sus poderosísimas piernas. Sonó el primer flash y luego vinieron veinte más. El pedía una postura ella obedecía (Habían quedado que serían sólo siete tomas para la revista). A pesar de eso el ya llevaba más de treinta capturas. Cada quien conoce su trabajo.

El joven le indicó que ya había terminado su trabajo. Enseguida el director anunció en la puerta si podría entrar, ella cubriendo rápidamente su cuerpo asintió. Luego este director acompañó a los camerinos a su bella modelo que de seguro agotaría las ediciones. Abajo el profesional tuvo una genial idea, habiéndose liberado el sexo procedió a satisfacerse por espacio de dos minutos; por vigésima vez el camarógrafo profesional.

Un Permiso más que Permiso

Era la décima vez que mamá se negaba a la petición de mi hermana. Ella pareció rendirse cuando sus ojos emanaron unas cuantas lágrimas, entonces pude intervenir y me mostré de acuerdo con mi hermana y también solidario. “Porque ella tiene el derecho de ejercer su carrera desde ya así como yo”.

Ninguno de los dos imaginó que papá estaba escuchando toda la conversación muy cerca de nosotros, tras la puerta de la cocina que daba al amplio jardín (motivo de discusión). No fue sino por Mickey que descubrimos al encubierto jefe del hogar que tomándose la cabeza dijo que ya era hora de emprender nuevas cosas en el hogar. Mi hermana y yo comprendimos que eso también incluía al espionaje; empero los tres ganamos y eso era lo más importante. Tendríamos albergue para atender a los perros.
Regresaba al trabajo, tenía el pensamiento clavado en que su presencia no socorrería mi cuerpo nunca más. Yo sería el ingrato por pensar así, me advirtió; pero cuando la soledad te invita a vivir, lo hace y muy bien.

Un hombre no sólo se hace de sus obras, sino que necesita de los demás. Eso irremediable, eso que quieres evitar y borrar del pasado se hace cada vez más evidente y extensivo. ¿Era correcto pensar que la hija de tu socio comentaría a sus amigas que mantuvo una relación furtiva con “el bueno para nada de James”? ¿Dónde empieza y dónde termina la discreción de una dama?

Lo cierto es que no la dejabas porque simplemente deseabas a otra (más discreta, más joven, más rica y con más afición a la gimnasia) , sino que sencillamente la superación cada vez mas hace presa de las damas y las puede llevar lejos, como al mismo Europa.

Un bueno para nada sabe a qué atenerse y cómo manejar a los contadores, entre tanto habría que pensar cómo sobrevivir sin ella, cómo repetirle a tu nuevo departamento que la situación no va más y que el resto de las nueve letras se vayan al carajo porque total, el fracaso se comparte y sino que lo diga mi desconsolado y viejo socio.

De no Imaginar

Meche no supo bien si aquella muchacha pecosa e inquieta era dueña de Porter; al día siguiente que fue a recoger a su can de nuestra casa, luego de que llamáramos a su casa. “Pensándolo bien, si le hubiese aceptado la recompensa” decía mi hermana, yo en cambio estaba cansado de tanto estar pendiente del inquilino Porter.

-Valió la pena, era un buen ejemplar. – dije como emulando esas clásicas expresiones de los veterinarios.
-Si tú lo dices….voy a necesitar de un asistente. Me he preocupado por aquellos que no tienen hogar. – respondió Meche dando evidencia de que acababa de decir la idea de su vida.

Yo encantado le respondí, pero el tema era dónde encontrar a los perros. Vivíamos en una zona residencial, no imaginábamos encontrar chucho alguno por ahí.”Eso dejémoslo a Mickey, estoy segura que él nos ayudará”.

martes, 22 de junio de 2010

Unas Veces Tú Otras Yo

El fuego es una envoltura más para la vida. Cuando decidimos alejarnos de ese pueblo horroroso y caluroso prometimos hacernos únicos. Cada uno por su lado pero juntos como un juego de brocas y dados. El azar la monotonía y las leguas de distancia.

Podrías estar entre ellos, aspirar el alquitrán huidizo del frío y de sus labios, podrías abrazar sus ansias, sus serenidades. Pero eras mía, me pertenecías como un gotero a su gusto de segundos. La posesión era de por sí imposible sin tu mirada. Así transcurrían mis días, precisando de ti y de tus manos. Esta era la forma como decidí a amarte antes de que decidiera acabar con mi vida.

-Los hombres siempre salen ganando- Te referías a mis juegos con ese mismo lugar común.-Tú haces trampa y sólo así ganas.
-Tratándose de dinero, todo es permitido-.Así era yo, irreverente y decidido

Pero tú me deparabas algo más, me amenazabas con que te marcharías a Londres a estudiar, que conocerías a un cosmopolita y que finalmente terminarías llenas de hijos, pero feliz. Yo en cambio quería hacerte feliz y sin necesidad de darte hijos.

Tu voluntad de hierro me hería algunas veces. Tu ímpetu con que calibrabas tus celos, no me daban mayores salidas. Aún así vivíamos, dos truhanes sin percatarse del mundo, dos tahúres sin destino más que una habitación y un plato de conserva de atún con arroz y papas sancochadas.

¿Tú querías esa vida? Yo pienso que no. Que sólo me tenías a mí para sentirte protegida, para que tus regresos por las madrugadas sean más justificados conmigo y la protección. Aunque dudo que una violación signifique algo trascendental en tu vida. La vida que aún me cuesta dejar de querer.

-Parto la otra semana, tengo todo listo.-Yo no lo creía, tú estabas reinventando la realidad, la realidad que quería, la realidad que me llevaría a ser padre o tío o abuelo; obviamente mientras cuidabas de mis ilusiones con unas buenas dosis de pornografía amatoria.-No me detengas por favor.
-¿Estás harta de mí, es eso? – Pregunté acaso por última vez.
-No, sólo trato de mejorar como persona.

Y yo, o bien un degenerado o un maníaco que confundía amor con placeres y cansancios. Pero teníamos razón, que ni tú ni yo podríamos poner vetas el uno al otro y que lo más sencillo sería aguardar.

Así estuve la semana pasada. Tú incomunicada, yo inquieto como buscando a mi otro ser. El ser que quedaba detrás de esta piel se había ido para siempre. Era preciso acabar con esto y yo tenía la razón. El raticida o el acantilado.

Elegí el acantilado, porque era el único lugar de Miraflores donde se podía, paradójicamente, despegar al vacío para morir por tan solo unos segundos.

Yo no tenía vida y lo mejor que podía hacer era precipitarme. Yo no tenía abogados, ni voceros. Era preciso hacerlo porque total uno no soporta.

El ambiente era propicio. Yo sólo tenía que respirar y tirarme. Pero sentía que el agua era algo excluyente conmigo. Así fue que pospuse todo y finalmente acepté dormir pensando que no debía buscar nuevas posturas, hasta para con la muerte. Y a eso iba atenerme.

La Tierra de Niman –tse

La joven madre pasaba por tercera vez por el mismo camino angosto, ahora sí que cuestiono el triste desenlace de aquel cadáver que a nadie parecía importarle. En la tierra de Niman –tse la gente se moría y no era novedad. Las ancianas portaban enormes fotografías y solían decir que eran sus hijos.

Cierta vez en la Tierra de Niman – tse un médico de origen brasilero, trajo consigo un programa de voluntariado. Unos de los jóvenes del pueblo, preguntó si ellos se quedarían para siempre. El médico arguyo que posiblemente y preparó sus implementos. Pronto comenzó la rebelión en Niman – tse y uno a uno llegaban los heridos, los heridos y sus cortes, los heridos y sus mutilaciones, amigos con heridos, heridos niños y heridos adultos, heridos armados y rendidos, heridos armados dispuestos a la batalla. Luego de curar, coser e internar a sus pacientes tanto el doctor de origen brasilero como su equipo, concluían que nunca habían imaginado ser médicos para tales heridos o bien que nunca los heridos hubieran tenido más médicos que ellos, todo esto ocurría en la tierra de Niman – tse, mientras que en el mundo alguien clamaba de ayuda para este tipo de pueblos, supuestamente olvidados.

Cuando Mickey Conoció a Porter

Un día antes del examen, como había acordado con mi perro (si se puede llamar acuerdo), salimos a correr por uno de los parques aledaños a la casa de mi abuela. No habíamos considerado el desayuno previo a nuestra salida; aún así salimos entre el alba y la espesura de la niebla.

De pronto un enorme perro gran danés se acercó a nosotros. Parecía perdido, estaba inquieto y agitado. Llevaba un collar que decía Porter. Mickey se acercó a él lo olfateó y lo invitó a pasear. Me animé a dar unos pasos como buscando una banca y preguntarme de quien pertenecería esa bella bestia que trotaba junto a Mickey.
El mar despejaba apenas la visión de mis neblinas. Daniella yacía dentro de él. Su cuerpo aún no era varado. Daniella y el mar unidos hasta que una de las olas se abstenga de seguir las órdenes de la estática. Cuando la soledad nos golpeaba con fuerza, cuando la desazón de nuestra experiencia de enamorados nos estaba llevando a la desesperación; decidimos acabar con lo que nos quedaba de vida.

-Tu primero.-me adelanté a lo que acordamos. Estaba nervioso sin duda –Yo veré que todo salga bien.
-Bueno, conste que confío en ti.-Se alejó de pronto de mí, no atinó a besarme. Iba a morir.

El mar despejaba apenas la visión de mis neblinas. El siguiente era yo. “Pensándolo bien, iré por unas bebidas, ya mañana veré si es preciso ir por Daniella” Mi pensamiento sin duda, no quería saber más ni de ella ni de mí. Creo que la muerte me entendería. Creo que Daniella y su locura fueron más insuperables que ese mar. Lo siento mucho amor.

Un Domingo con Mickey

Yo no quería dormir más. “Mamá estoy bien, sólo quiero estudiar un poco más” Mi madre de mis tantos lonches después de la escuela, mi madre de los paseos a Lima. Ahora se trataba de pasar a otra etapa a una etapa donde yo mismo me ponía a prueba. Por eso tenía que estudiar para este examen, dar ese gran paso y sentirme orgulloso de mí mismo.

Mickey estaba conmigo una vez más, atento a mi mirada o a mis caricias, por si precisaba de dar una caricia. Seguía el repaso, una música a bajo volumen un refresco de leche renovable cada dos horas cortesía de mi madre. Pero yo tendría el domingo para mí. Lo emplearía definitivamente a mi fiel acompañante de estudios.”Lo primero que haré como estudiante de arquitectura, será tu nuevo hogar”. Sus orejas se agitaron un poco luego de estas palabras. Entendí así que él quería descansar.

domingo, 23 de mayo de 2010

Tiempo Después


Era preciso saber de él. Si sus costumbres habían cambiado, siendo no necesario el regresar al bosque y preguntar por él. Si su mujer había vuelto con él, porque cuando corrieron bajo la lluvia, desnudos y coronados de flores, no existían más que solo dos personas en el mundo.

- Hola – saludó tímidamente ella.
- Hola, te ves bien – Trato de ser galante el otrora guardia de caza.

Extrañamente esta vez no hubo un paseo, ni siquiera una lección de cómo preparar la leña o arrancar una flor suavemente. Extrañamente la apariencia de él había cambiado. Estaba más delgado producto de una mala alimentación (Aunque la culpa sea de él a no aceptar tu oferta de trabajar una finca, producto de tu herencia). Pero al menos lo sentías nuevamente a ti. Sin la pasión que te enloqueció al punto de ceder tu cuerpo abierta y frescamente a la lluvia o al punto de mostrarte tan feliz e inteligente con tu esposo y sus socios.

- Es tarde – De pronto él corto el paseo.
- No nos quedaremos aquí ¿o sí? – Inquirió su joven ex – patrona.

Pero esta vez no hubo una respuesta precisa. Esta vez el silencio se hizo presente en medio de ese silencio tan natural que alguna vez los acogió llorosos ya sea para ratificar su pecado o para la despedida.

Habían pasado apenas dos años. Unas marcas ligeras de arruga en el ceño de ella. Un disminuir del volumen corporal en el caso de él; y que sin embargo no era tan determinante para ella. Ella que había recorrido Canadá y los Estados Unidos antes de que iniciara la guerra, ella que se había entregado totalmente a sus placeres, sabía lo que estaba haciendo muy bien y no pensaba ceder un paso más mientras esa actitud de parte de él no se esclarecía.

- Todo está bien, es sólo que me he dado cuenta que en todo este tiempo….-Respondía él fustigado por el silencio comprometedor de su postura.
- Lo entiendo y fue tu temor para aquella vez que nos despedimos – Agregó ella sabiamente.

Aparentemente ella no había sabido darle el valor merecido a ese amor. Que si bien pudo cancelar sus paseos y sus viajes, si bien puedo establecerse con él y arriesgar una nueva vida, lejos de los pensamientos capitales y las guerras; había optado por defender su status , su posición en medio de una sociedad donde una esposa de clase era todo y el resto nada en absoluto.

Aquella otrora diosa domada, se había perdido en medio de un orgullo imperceptible. Ahora sólo quedaba esperar por si se él se animara a buscarla. Eso por si en definitiva decidiera dejar el bosque y dedicarse al comercio de aves. Verla apartarse fue suficiente para que decidiera por fin que el que tenía que cambiar era él. Y sólo él junto al tiempo, lo iban a conseguir.

La Esposa del Leñador


Porque efectivamente sus lágrimas no tendrían mejor apaciguante que las manos de su esposo. Podría soportar de todo, pero eso sí, preocuparse más de la cuenta. Eso jamás.

Ávida mientras espera, imagina el salón venciendo a su aforo, la irrupción de su esposo frente al hecho de que no llegaba a casa aún. Quizás ya esté tomando partido de alguien, quizás la patrona. Pues bien nos espera el llanto y la soledad.

- ¿Querido, qué paso? – Pregunta la esposa ya casi repuesta por la llegada del esposo. Solo que ahora estaba preparada.
-Nos vamos de esta finca. Hay riesgo de que la peste se expanda por aquí.-El sol terminó de salir para todos.

Un Rey Suelto en Casa


Mi madre acababa de traerme el prospecto de admisión cuando me fijé de repente en la postura de Mickey tras las cortinas de las ventanas que daban a la sala. No se trataba de un cachorro. Estábamos ante una bestia adulta y hermosa con la figura misteriosa que impone todo rey. Sólo que este rey tenía una casa.

“Mamá lo llevaré a pasear” En el acto propongo sacarlo más seguido conmigo. Como haciendo ejercicios, como saliendo por el parque o como escoltando junto con él a mi flamante enamorada. Y lo mejor de todo, que él no me pondría sus condiciones.
Cuando muy niña, sus madres (considerando que la abuela tuvo que ver en cierto modo en su crianza) le explicaron muy bien cómo es que debían responder a los hombres por la calle, por si le ofrecían ayuda o si les consultaban por la ahora, aún no llevando un reloj pulsera en la muñeca; era tan simple como reformular la pregunta con un “¿Perdón?”. Pero esta vez le tocó alguien diferente.

-¿Ues glaa aveenira Angramoos aca? – Preguntó la voz.
-…-Dudo por un momento. –Es por aquí-Se animó a acompañar al turista.

Al llegar a la respectiva aveenira, la joven recibió una tarjeta del sujeto. Se trataba de un representante de ventas australiano que no recordaba la avenida del boleto de su valet parking. A los dos meses esta chica obtuvo una beca para estudiar inglés nada más y nada menos que en Australia. Esta vez se propuso firmemente, dejar de lado los consejos de sus madres. Total allá “todo es distinto, los chicos, los representantes de ventas, los relojes están colgados por todos lados…”

Unos Pasos que Llegan a Mi



Cierta vez Fernanda me abordó como de costumbre al término del juego de tenis con el menor de sus hermanos.”¿Es verdad que postularás a Arquitectura?” Luego de revisar atentamente que sus ojos se fijasen en mí y notar que una noche antes se había quedado de largo con la computadora, le digo “Así es. Sino la agarro me meto a Cheff” Su sonrisa me pareció como de siempre exquisita y viva, más aún cuando exclamo que “Bueno en ambos casos, me tendrás como una reina” “Por supuesto, el mejor de los palacios y el más delicioso banquete” Ella se acerca, lentamente. “Es mía” pienso y la beso con la ternura con que se mide a una flor.

De pronto Mickey hace su aparición, al parecer estaba merodeando el vecindario. Luego de reconocerme, empieza a olfatear a Fernanda y rápidamente percibe el cariño proveniente de ella. La lengua expuesta de su cansancio, el agitar constante de su sed, conformaron los elementos yuxtapuestos de la calle. Y yo, yo yacía más enamorado.

jueves, 1 de abril de 2010

La Función del Silencio


Un martes cualquiera. La taza de café que no llego a ubicar. El optar por un té filtrante porque los nervios deben ser calmados en vez del sueño. Al dormir, su presencia que llega. Sus palabras que dificultan la expresión de mi consciencia. Es un sueño, una y otra idea que sale de mi y se torna como una nube.

Su desnudez fascinante viene a inquietarme como si yo fuera ella ante la presencia de un hombre cerca al tocador. Avanzar sobre ella, lentamente. Estando en ella, apresurar mis movimientos, jadear, agotarme y quitarme a fin de no dejar rastros de mi especie.

-¿Sabes qué día es hoy?- Inquiere volviendo su rostro hacia mí.
-Martes.
-No, es Zirenio. Ya hace mucho que dejamos la notación de los calendarios – Contestó alegremente, como celebrando de su erudición.
-No interesa – Trato de ser indiferente, pero llego a interesarme por el tema. -¿Ayer qué día fue?
- Ayer no hubo día, sólo estamos conscientes los días pares.Todo ha cambiado, debes saberlo.
-Ven , quiero hacerte el amor por favor, creo que es lo mejor que aún me queda.

Me introduje una vez más en ella, con más seguridad, como si buscara un refugio para mi vida, para mi subconsciente. Ella era increíble. Ella y cada una de sus extremidades. Era suavidad, era placer, era una mata de pelos que me rozaba el vigor de mi sexualidad. Transpiraba y la miraba con amor, jadeaba y sentía el olor de su sexo con más intensidad. Un olor que incorporé a los míos. Nos enredábamos una y otra vez, su voz poco a poco se iba apagando, su cuerpo se me escapaba del torso. Yo parecía una máquina y ella un jabón poderosísimo y a la vez natural. Hasta que llegó la calma.

- Ayer lo hice con Michael, él no es como tú.
-Puta madre dejate de estupideces, no se supone que ayer no hubo día - repuse casi avergonzado de aceptar sus razonamientos.
-Ayer no estabas dormido como hoy – vuelve hacia mis ojos y luego de un beso me pregunta: -¿Dejarás de amarme?
- No es justo que sólo habites en mis sueños, te quiero real en mi vida.
 La única forma es que dejes de exisitir – No quise creer sus palabras y decidí despertar.

“Ana Lucero, te he dicho que no quiero verte en la oficina antes de mi regreso”
“Disculpe jefe, no pensé que le iba a afectar tanto”
“¿Tiene idea de qué día es hoy, señorita?”

Ella bajó la cabeza y se apartó de la oficina, fue la última vez que vi a la chica de mis sueños trabajar conmigo. Nunca supe cómo otros podían tenerlas, practicando y fornicando a la vez. Enseñando y acariciándolas desnuda. Yo era un imbécil que no quería llegar a su mundo inocente de libros, silencio y puntualidad.

Michael, mi jefe, tenía un punto de vista distinto. “Tienes que hacerte el no interesado,sólo así lo conseguirás”. Yo no podía. Ana Lucero era más fuerte que yo y sólo en sueños podía ser mía.

“Siempre estás callada...”
“Trabajo señor.”
“¿Quieres salir esta tarde a almorzar con Michael y conmigo?”
“Gracias señor”

“Eso es fantástico Ana Lucero, mis padres nacieron ahí. Mira que coincidencia.”” Bueno señor Michael y qué espera” “Que este jovencito callado ascienda y así pueda tener vacaciones” “Esta bien, prometo esmerarme para que así ascienda” Resulto ser distinta, alegre, simpática. Con el cabello suelto que la imaginé en mis sueños.

“Así es, desde hoy ella verá mis temas. No te preocupes en dos semanas tendrás nueva practicante” Entendí que mi ascenso vendría mucho después. Pero acaso ella le habrá contado a Michael de mis desvaríos. Nunca lo supe.Antes de mi renuncia al trabajo, cometí la torpeza de drogar a Ana Lucero y hacerla el amor, después de un evento de negocios.La dejé en el baño de damas.Nunca despertó.

Efectivamente , renuncié al trabajo. En un mundo que no llega a afectarme debo suponer que a esto debe referirse Ana Lucero en mis sueños.Que su silencio resultó ser más beneficioso para mis ansiedades que toda mi juventud siendo entregada a un trabajo, que me alejaba de mí mismo.

Gratitud

El acarició sus pechos con frenesí. Era la decima segunda vez que la desnudaba y aún así parecía un inexperto. Pero tamaña torpeza era justificable para veinticinco años de diferencia.Él sólo necesitaba de unos dulces y unas cuantas palabras bonitas para conseguir eso de su “Chiquita linda”. Pues bien Chiquita linda ya sabía a estas alturas lo que tenía que hacer para cuando él “Señor gordito bueno” se acerque a su cuello y le de un besito. Porque él era bueno y esa cosa grande que entraba en ella, no era nada malo comparado al hecho de que sus padres eran separados y que uno de ellos, el camionero, le dejara a “Chiquita linda” ciento cincuenta soles menos para la comida a diferencia de su “amigo” en aquella primera vez.

En casa del “Señor gordito bueno” todo marchaba bien. La mayor de sus hijas había conseguido nuevamente un trabajo en un parque musical de Orlando. Esta vez ella esperaba tener un novio caribeño, porque sus amigas decían que “ Se mueven rico”. Su papá, bueno como era, la apoyaría con el 95% de los gastos, el otro porcentaje lo obtuvo de juntar sus propinas.Cierta vez esta ella leyó uno de los mensajes de texto de su “Papi”. Decía muy claramente en el, que desde la primera vez que tuvo a “Chiquita Linda” su vida era diferente y que lo había convertido en otro hombre, más cariñoso, más atento con su familia y que le estaría agradecido toda la vida.”Papi...un favor.....en las condiciones de trabajo ,según me dijo mami, me piden una garantía de mil dólares....podrías prestarle a tu “Chiquita linda” dicha cantidad, prometo ser discreta ....”

Lo que Tanto nos Gusta

-Elegiste veterinaria por él, ¿verdad? - le pregunto a Meche sin soltar a Mickey de mis brazos.

-Es algo que descubrí hace poco – trata de impedir que alce al gran cachorro. -Me he dado cuenta que me gusta mucho cuidar de ellos.

A mi me gustaba Fernanda, recuerdo. Pero no por eso iba a ser ginecólogo ni mucho menos, sacrificar diez años de mi vida por ella. “Que gracioso eres, pero eso es otra cosa” Mickey tendría mas que una medico de cabecera. El claro no lo iba a saber hasta que mi hermana se gradúe.

-A propósito, te quedó muy linda la casita. Es la tercera que haces y más linda que la anterior como siempre – Expreso Meche cuando me acercaba con una de mis creaciones para Mickey.

-El trabajo que me costo, pero bueno. Lo hice muy gustoso – respondí rápidamente.

-Creo que ya tenemos arquitecto en casa.
Su vida no sería la misma desde aquella tarde de 1983, desde el instante que divisó fuera de su casa recién consruida, el como la precipitación de lodo, caía lentamente. Primero las personas corriendo cuesta abajo, algunas aún con pertenencias. Gritando y ansiando que todo pase.Pero la fatalidad jugando con la vida permitió que el lodo avance sobre ellos, sobrepasándolos y llevándesolos consigo a Dios sabe donde. Ese instante de lucha demencial por vivir fue la que se quedó para siempre.

Sólo se trataba de una piedra, indefensa cuanto más inmovil, sencilla cuanto más escondida estaba el borde de su filuda mayor proporción. Llegada la lluvia aquella mañana, llegada la llovizna del mediodía y luego un aguacero, permitió que ese descanso de docientos años se viera interrumpido, se viera incluído en un peregrinar incierto junto con otras piedras y más tierra.Aprendió en unos minutos a nadar, en unos cuantos segundos a bucear y en un instante ya se codeaba junto a puertas de madera, a vidios de ventanas, animales moribundos , sillas , mesas, bloque de chasis de aumtovil y también seres humanos. Uno de ellos, de dieciseis años, se cruzó involuntariamente a su camino, fue así que al incrustarse su filudo extremo en el pómulo del adolescente, conoció la muerte.

Obra del Tiempo

Las horas de escuela se hacían interminables, hasta llegada la tarde. De pronto Meche ya había terminado la escuela. De pronto el pequeño Mickey se torna en una especie de mole canina.

Una transición que debió nutrirse con los juegos de fin de semana, con las sorpresivas preocupaciones de mi hermana sobre los cuidados y la higiene de nuestro amigo.”¿No crees que exageras?”, “Tal vez, pero se trata de mi mascota tambien”.

Cierta vez uno de sus primeros enamorados, se sinitó incómodo con la presencia de Mickey.Meche le dio tres oportunidades , pero a la cuarta le pidió por favor que “Te marches de aquí, no soporto que trates así a mi perro”. Pero bueno, las chicas son así; al poco tiempo le daría toda la razón, “Voy a estudiar medicina veterinaria”. El primero en festejarlo, fue la mascota por supuesto.

lunes, 29 de marzo de 2010

Farewell


a un ángel llamado Bryan


Su madre llegó algo cansada. Los deberes del hogar como siempre le habían deparado más de tres horas entre chismes, regateos y compras a sus caseras. Ella estaba decidida a ser fuerte, alguien le esperaba en el hospital, y reservó el último momento de las compras para cumplir su encargo.

- Mamá – exclamó con júbilo cuando la vio aproximarse a él. – Ya hiciste la recarga.
-Sí hijito, cómo lo iba a olvidar – respondió la madre aproximando sus labios sobre la cabeza calva del muchacho.

Nueve meses atrás el pequeño decidió no pedirle más propinas a su padre, Parece que nunca me has querido, está bien no recurriré más a ti. En ese momento su madre tomó el aparato celular y lo llevó a un instaurador. El joven se quedó con ese cuadro. En ese momento llegó su querido tío.

- ¿Qué pasa cachorro, te has portado mal esta vez? – Le preguntó un joven de veintiséis años.
- Nada tío ahí siempre discutiendo con mi viejo, a veces no lo reconozco – contestó el muchacho.
- Y esa herida aún no te sana… ¿Qué espera mi hermana para llevarte al seguro?
- Pronto vendrá, lo haré presente tío. Vamos a servirnos algo.

El joven se aseguró de acompañarlos esta vez, el doctor encargado atinó a decir que luego del tratamiento el siguiente paso sería realizar algunos exámenes más. La madre acongojada por su aún pequeño no supo cómo enfrentar otros gastos, Deja yo me encargaré de eso, Gracias tío.

Los exámenes al mes siguiente para sorpresas de todo habían concluido que el pequeño de la casa tenía leucemia. Su madre quiso destruir aquel papel, continuar la vida de antes. Miró al cielo y mirando a su hijo jugar con el celular, se postró en el sillón llorando. Cuando llegó el padre éste no supo que responder, enmudeció y poco a poco sus pocas energías lo llevaron donde su hijo y abrazándole le dijo que le perdonara. El observó el papel y más sorprendido por el abrazo, dejó caer unas lágrimas.

Su tío al enterarse se desesperó tanto que en un día había movido cielo, tierra y estrellas hasta poder llevarlo al hospital. Más exámenes, más cuentas de ahorro, más reposo, menos comidas. El padre del menor se unió al afán del tío, aunque no decía nada. Se había mecanizado desde esa fecha y cada vez que veía al pequeño se echaba a llorar. A los pocos meses el menor fue internado.

En casa todo había cambiado la madre no dejaba de llamar a su hijo, el tío también. El padre se había convertido en evangélico y oraba siempre hasta altas horas de la noche. Parecía que se había olvidado de que tenía esposa y una hija. Todos andaban pendientes, vigilia tras vigilia, oración tras oración. Así pasaron tres meses, cuando las esperanzas parecían agotarse.

- Gracias mamá, no sabes cuánto deseo tenía de hablar con mi tío, en mis últimos momentos.- Dijo el pequeño mientras cotejaba el saldo disponible en su móvil.
- Mi amor…su madre no dijo más y lo abrazó, parecía que ella también quería unirse a la agonía sincera y paciente del joven.

Aló tío cómo estas, Gracias tío yo también rezo mucho por ustedes, Estoy con mamá me acababa de hacer la recarga, Yo quería despedirme tío, Sabes tío he dejado de quererte mucho, Ahora te amo tío, Has sido más que un padre para mí tío, Gracias tío por todo, Diles a todas ellos que los quiero y que siempre estaré en sus corazones, No llores tío, tienes que ser fuerte, Ya me están esperando tío, Jesús me está esperando y me está llamando tío, Gracias tío siempre estaremos tu, yo, mamá y todos juntos, Te amo tío…
-Aló, hijito HIJITO…
- …

En el hospital la madre que había llorado aún más con cada palabra que pronunciaba el pequeño, su pequeño que no había dejado de abrazar y besar conforme se acomodaba el móvil en sus pequeñas orejas, su pequeño que ahora era un ángel para todos. El tío entendió que su hijito ya había partido al cielo y que ese detalle tan inolvidable de su última llamada, había marcado eternamente su vida y la había unido a otra aún más eterna.

Muy Pronto



Llegarían las vacaciones y mis hermanas optaron por salir y juntarse con sus amigas. Los míos en cambio, prefirieron viajar. Fue así que me quedaba en casa más tiempo. No me contentaba con los videojuegos. Siempre buscaba un pretexto para estar más cerca de Mickey. Muy pronto ese ser pequeño y peludo se daría cuenta que en mí encontraba más que un compañero de juego.

Terminaba una de mis lecturas favoritas del magazine de videojuegos, cuando en el inmenso árbol del jardín noté la presencia del cachorro. Sus ojos me consumían, parecía que me fiscalizaba el descanso. Yo poniéndome de pie me acerqué a él y alzándole de brazos le prometí con un suave beso, que me encargaría de cuidarlo. Su pequeña y gruesa cola no dejaba de moverse, Es un trato Mickey.

La bestia tenía la mirada fijamente en ese gatillo, sabía que si se desprendía algo luminoso de ahí, no solamente causaría un gran estrépito en el ambiente; sino que estaría en peligro su vida. Pero no podía huir, no acostumbró a vivir así. Desde pequeño aprendió a defenderse solo. Tenía cuatro meses cuando se separó de su madre, nunca entendió como llegó ese momento; sólo se daba cuenta que tenía sed de ella y de su calor. Pero esta vez, adulto con doscientos kilos y una amplia melena se enfrentaba a la prueba más dura que le había otorgado la vida.

El hombre estaba seguro de que el león caería fácilmente. A solo veinte metros, se preguntaba de momento por qué no había disparado aún. Quizás sus caricaturas de treinta años atrás, sus coleccionables de goma con detalles de tarzán o el rey de la selva; contenían sus instantes llevándole por momentos a una reflexión inmóvil. Pero tenía que sacar provecho a los doce mil invertidos en el zafari. Allá en su país todos celebrarían que él había cazado un león, “Todos…Mi jefe nunca me creería, mis hijos sentirían pena… ¿Estaré en una zona protegida?”

Sólo tuvo razón en esto último, cuando bajó el arma. Fustigado por sus preguntas el león de siete años, se abalanzó sobre él. El no pensó en ningún evento esta vez, no procuró preguntarse si ese hombre estaba protegido o si su manada aprovecharía de aquellas carnes. No era su deber tampoco. Así que dejó su ofensiva y continúo su camino dejando en el hombre una futura cicatriz de doce centímetros en el abdomen y una sensación de que la vida es sólo una.

Luego de la Escuela



Camino a casa mis ansias de ver a Mickey aumentaban a cada paso que daba o a cada luz roja con que se detenía el microbús.

-¿Qué te pasa?-Preguntaba el chofer.-Si gustas nos detenemos un momento.
-No se preocupe don Máximo, estoy nervioso por mi mascota-Respondía mecánicamente.

La luz llegaba apenas a mi hogar, los árboles tenían que ver en parte. Aun con la mochila rebosante en la espalda, corría desesperado en busca de unas muestras de cariño y vaya que lo recibí en creces. Obviamente, al cargar a Mickey, me sentía el ser más afortunado del mundo.

Entre tu Voz y la Mía



El verano que daba a la última de las estaciones de fuego. Eran los dos mil cuatrocientos veinte años de nuestra era y sólo existían cien seres humanos dispersos en el mundo. Se dice que los sobrevivientes fueron quienes estuvieron en el agua, en aquella emisión de rayos ultravioleta.

Pero yo no estaba contento con mi realidad. Mi compañera había fallecido a causa de una brutal batalla campal que terminó con una bala perdida y con la vida de quien se estaba convirtiendo en mi amiga. Pero la estación venía otra vez. Hoy en día no se habla de piel ni de los glaciares. Quienes afirmaban que el infierno no existe, ahora pueden darse un paseo por los monumentos y hablar de tantos temas.

martes, 2 de febrero de 2010

Cásate Conmigo Grace Moore



Antes de perder el último de mis empleos, antes de coger este inefable vehículo y exponer mi orgullo de ingeniero civil con conocimiento de computación e inglés a Lima Metropolitana; me enfrasqué en una de las más ilusorias aventuras. El conocer y desconocer de Grace Moore.

Hace tres meses precisamente, terminada una reunión del colegio en marconi, tomé una carrera con destino al parque cánepa. Eran las siete de la noche y aún no tenía el vestido que me encargó mi hermana Lucero. Tenía su dinero en la mano y en la otra, lo acordado por el servicio de taxi. Angustiado por el tráfico, me bajé a una cuadra antes de la avenida veintiocho de julio, tenía ya una mano libre.
- Señorita buenas, mi hermana vino ayer y separó ese…-La pausa se debió a que la joven desvestía a una figura femenina con forma de maniquí o viceversa. –ese vestido que acaba de sacar.
-Uy joven ya iba a guardar todo, tengo que cerrar otro puesto. A ver- Parecía haberse compadecido la joven. Yo no dejaba de mirar los senos exquisitos de la maniquí.


Luego de colocar el vestido diminuto en una bolsa, se me escapó una pregunta que nunca olvidaré. “¿Dónde consigo maniquís como ese?””Ah..Simpática ¿no?” “¿Perdón?””Tiene que ir a la galería el sol penúltimo piso ahí me los confeccionan” No entendía qué me atraía del maniquí que había lucido el vestido de mi hermana, en comparación del resto de los maniquís e incluso de la próspera vendedora quien era bonita. Un poco que recordaba mis sesiones de trigonometría mientras repasaba en sus formas perfectas y curvas y en su rostro precioso y conservado, sus ojos color café con una cabellera castaña y rizada. Era un maniquí que escondía una historia, quizás la de una mujer.”El vestido joven, muchas gracias”. En dos segundos que tardó la joven en bajar la estructura metálica dejé de ver a mi maniquí favorito.

-Gracias Panchito, te pasaste. No te rebajo, la chica ¿no?-Exclamaría mi hermana contenta.
-No te preocupes, mañana regresaré a esa zona para unos proyectos-Dije tratando de sorprender a mi hermana.
-Ah ya. La chica es simpática, al menos-Aseveró sonriendo, para luego irse a acostar.

Esa noche no pude dormir pensando en ese cuerpo entero, en esas cinturas, en esas caderas que encajaban perfectamente en mis entrepiernas. Tenía una de mis manos sujetando fuertemente mi sexo, era la mano con que pagué a la chica. A la mañana siguiente antes de ir a la oficina visité la famosa galería el sol penúltimo piso.

-Señor buenas, una jovencita del parque Cánepa me recomendó sus trabajos.-Saludé al primer gordito que vi trabajando.
-Cuantas jovencitas que trabajan allá…
-Camarón, ¿no será la jefa?-Trató de aclarar uno de sus compañeros.
-Hermanito, si vienes de parte de la chatita que tiene dos puestos, el señor de allá prepara sus maniquís.
-Gracias hermanito.

El hombre señalado era un cincuentón que probablemente ostentaría más de una noche con la jefa,”Esa chata mamacita, cuando no recomendándome” …“Ah ya joven le explico, yo le trabajo varias modelos, ¿pero prototipo a qué se refiere?”…”Uno de mis chacales dice que lo saca de la Grace, ¿no?, del que habla el flaco de bellas artes”…”Ya ves…””Igualita, igualita te la hacemos”…”¿Molde? no te pases, el flaco me la trajo lista esa vez.”….”Ya mire ingeniero, ubíquela al patita en esta calle, se va directo por mexico…” Me esperaban los emails de mi jefe, los pendientes de graña. De una vez, pensé. Luego de presentarme y preguntar por Ramón Aguilar, el flaco, me informaron que llegaría en treinta minutos. “¿Le puedo esperar en su taller?””¿Cómo no ingeniero? . Llegó, tenía todo el aspecto de un artista.

-Maestro Aguilar, requiero que uno de mis dependientes confeccione maniquís siguiendo la línea de una de sus modelos….conocida como Grace-Traté de ser directo pero a la vez halagador.
-Curioso. Ese es el nombre de una de ellas. Acompáñeme.-Dijo mientras me indicaba uno de sus escritorios.

Fue como una llama en mi interior, la tenía frente a mí, en fotografía; mi maniquí, mi modelo. “Yo sólo las capturo, son cuerpos estilizados, como verá ellas participan en publicidad, apoyan a marcas y pedirles que aporten unos segundos para un trabajo de artista más que imposible, es desalentador para un artista. Imagínese que ante eso, recién usamos la cámara” “¿Dónde tomó esa foto?” “En la inauguración del motorshow hace dos semanas”. Recordé que estaba en el último día. “Muchas gracias, se me presentó una urgencia en el trabajo. ¿Tendrá una tarjeta?” Tome su tarjeta y luego un taxi con rumbo al jockey. Había un pequeño desfile. Ella estaba ahí, la vi, escultural, altísima toda una diosa. Su cuerpo, su rostro, sus ojos. Era una obra maestra, incluso la marca que exhibía sobre sus grandes pechos.
-Hello, are you Grace , aren’t?-Me animé a abordarla mientras se dirigía a su módulo.
-Hi, it’s correct. Who are you, excuse me?-Me respondió con picardía aunque ocultando un ligero temor.
-Good English. Soy el Ingeniero Cárdenas.
-Ok Jaja. Grace Moore. Pero usted cómo sabía mi nombre.
-Me lo dijo un artista que inmortalizó su figura hace unas semanas.
-Imposible, no conozco a ninguno. Aunque bien pudo tomar fotos o bueno porque…Me acabo de acordar que no me puse esto….Ya está. “Grace” ¿Ahora sí?

Estaba hermosísima, jamás había conocido tamaña mujer. Ni mis compañeras de trabajo se comparaban a ella. Era increíble, su cuerpo, su rostro, sus ojos “Entiendo que es el último día, cómo va la cartera de créditos de su línea de autos” Me animé a cambiar de tema ingenierilmente. “Ingeniero Cárdenas, acompáñeme por favor” Por mí la acompañaba al fin del mundo, si era preciso. Estaba enamoradísimo.

-Ingeniero De Michelli , qué puntual- Saludó sorpresivamente a mi jefe quien estaba esperando en el módulo.
-¿Cárdenas? Se supone que usted…Qué hace aquí no…
-Cómo esta Ingeniero, ¿cómo van los proyectos en la aurífera?
-Vaya que pocos ingenieros hay últimamente, que se conocen todos- Agregó Grace, lindísima.
-Voy a llevar este modelo, ¿qué le parece? Me adelante a lo que de seguro buscaba mi jefe.
-El Ingeniero De Michelli…
-Por favor srta Grace, aquí tengo la tarjeta…-Estaba seguro de que iba a invertir mis ganancias por concepto de reparto de utilidades. Pero tenía que conseguir su admiración a como diera lugar.
-Con su permiso, tengo algo urgente que hacer. Muchas gracias Srta. Moore-Se levantó mi jefe con rumbo desconocido.


Yo la invité con mi mirada a cerrar el trato conmigo. Luego de aquel compromiso, el siguiente paso sería aprender a manejar obviamente. De seguro mi jefe me llamaría la atención , pero luego me felicitaría, total que su buen empleado de la uni ande con tales carrazos y conociendo a bellas mujeres…”Firme aquí por favor” “Gracias srta. Moore” “A usted por su preferencia y como no a los dos por ingenieros tan gentiles al llamarme señorita” Un sudor frío recorrió mi garganta, mis manos temblaron y tomando algo de valentía hice mi última pregunta del día “¿Es usted casada?” “Así es ingeniero Cárdenas, muy amable. Le invito al módulo del gerente para que le comente sobre los acuerdos de post-venta. Buenas tardes. Un placer”

Por un momento creí sentir en sus manos, la intención de consolar a mi corazón. El día había transcurrido a ese ritmo tan inusual. Ahora sabría que ella no sería para mí y que aprender a conducir sería más martirizante que regresar a mi oficina. “Señor Cárdenas, tome usted esta carta y por favor pase a recursos humanos de inmediato”.

Parte del dinero de mi compensación lo use para invitar a cenar a “la jefa” en varias ocasiones, claro está que nunca comenté lo de Grace. Mi hermana le pidió a su novio que nos paseara a los tres. Muy pronto el novio terminó por intimidar con mi pretendida empresaria, trayendo como consecuencia que rompiera con mi hermana y que no hubiera más auto para sus paseos. A las dos semanas ingresé a la escuela de manejo. Me tocó una profesora, aunque para mi mala suerte, subida de peso, madre soltera de vocación y con amplia experiencia de enseñanza. A partir de la tercera sesión comenzaríamos a hacer el amor después de las clases. Yo era ingeniero después de todo y ya podía manejar mi audi.
El cascarón comenzó a moverse. El enorme reptil sabía que se trataba de uno de los suyos, para ayudarle con las cifras, se trataba del segundo a nacer. Lentamente el pico del pequeño empujaba el bloque de cascarón hacia el exterior. El reptil gigante presiente que en los cielos una criatura merodeará en busca de sus huevos.

Como por instinto, decide ayudar al diminuto reptil, no sin apartar a su primer retoño. Ambos ahora reanudan la tarea con celeridad. Ya libre, el pequeño reptil se dispuso a explorar la zona. Sus patas adquirían lentamente la postura, su visión recobró vigor y pudo presenciar como una bestia prominente y alada se apoderaba del reptil gigante. Afortunadamente los huevos y el otro pequeño quedaron en tierra. Entonces un tercero parece asomarse. La vida se ha repuesto nuevamente.

Un Mickey que no es Ratón




A ver, me acuerdo que la primera vez que lo llevé a mi casa; se la pasó ladrando. No pude dormir, imagínese, Hijo, hazte cargo por favor. Mañana llegan tus hermanas con mis papás y necesitan tranquilidad. En la noche fue lo mismo, pero mamá no me dijo nada.

Desperté alarmado por unos alaridos, mis abuelos habían llegado, ¿Estás segura Gloria que has visto pasar un ratón? Rómulo, cuándo te he engañado. El sueño se me pasó cuando vi al abuelo apoderarse de una escoba, Abuelito cuidado es mi perrito, Llámalo no vaya ser que asuste a tu abuela, Ehhh…. ¿Qué pasa? , No le puse nombre, Llámalo Mickey, Ok jeje. No sabe el gusto que me dio cuando al pronunciar ese clásico nombre, el labradorcito se aproximó a mí para sorpresa de mamá Gloria, Mercedes, Tita y mi mamá que venía de hacer las compras.

Cuando el Glamour Aumenta mi Hambre



No me hable de ella señor, es una ingrata. Viera como años atrás ella trabajaba para mí. Mejor dicho, yo la alimentaba. Pero trabajaba (porque a nadie se le regala la plata, ¿verdad?). No se vaya por favor, mire yo la tenía como mi sirvienta. Venía a mi casa, limpiaba, cocinaba y le daba una propinita. Muy bonita ella. Pero creció y ahí empezó todo.

Yo salí unos meses por trabajo, había conseguido nuevo empleo y ya no la veía porque salía temprano a la mina. Así pasó año y medio, fíjese lo linda que se puso. Ella había pasado a lavar mi ropa. Una vez llegué borracho, me acuerdo. Estaba ella lavando y la tomé bruscamente. Lloró al final Ud. ya se imagina, ¿no? Su amiguita me acuso y pronto todos mis vecinos se pusieron en mi contra, fui a la cárcel. Perdí mi casa, unos hombres me ultrajaron en mi presidio. ¡Ahora cómo están las cosas! Ella actuando, ganando premios y vistiéndose muy bien, mientras yo pobre viejo paso hambre, tratando como ahora de que Ud. me dé una propinita (porque por algo le cuento todo esto, ¿verdad?).

Chiquito y Esponjoso


Cuando el consejo de arquitectos me preguntó aquella noche sobre qué ejemplar arquitectónico de mi distrito, había de ser modelo a replicarse por cuanta buena estructura y usabilidad representaba; no lo dudé dos veces, ¿ Qué hay del albergue canino de Mercedes O’ Brian? Aquella vez las risas me impidieron culminar la idea, así que me animé a empezar esta historia.

Lector, imagínate que quince años atrás recibes por regalo una mascota, ¿Un gato, tía? No, cómo crees, Tía no estoy para bromas, qué es. Se trataba de un perrito, un perrito de raza labrador, esos que hoy en día de seguro ves en comerciales de papel higiénico. Bueno el mío llegó a ser uno de ellos…Chiquito y esponjoso, gracias tía.