martes, 2 de febrero de 2010

Cuando el Glamour Aumenta mi Hambre



No me hable de ella señor, es una ingrata. Viera como años atrás ella trabajaba para mí. Mejor dicho, yo la alimentaba. Pero trabajaba (porque a nadie se le regala la plata, ¿verdad?). No se vaya por favor, mire yo la tenía como mi sirvienta. Venía a mi casa, limpiaba, cocinaba y le daba una propinita. Muy bonita ella. Pero creció y ahí empezó todo.

Yo salí unos meses por trabajo, había conseguido nuevo empleo y ya no la veía porque salía temprano a la mina. Así pasó año y medio, fíjese lo linda que se puso. Ella había pasado a lavar mi ropa. Una vez llegué borracho, me acuerdo. Estaba ella lavando y la tomé bruscamente. Lloró al final Ud. ya se imagina, ¿no? Su amiguita me acuso y pronto todos mis vecinos se pusieron en mi contra, fui a la cárcel. Perdí mi casa, unos hombres me ultrajaron en mi presidio. ¡Ahora cómo están las cosas! Ella actuando, ganando premios y vistiéndose muy bien, mientras yo pobre viejo paso hambre, tratando como ahora de que Ud. me dé una propinita (porque por algo le cuento todo esto, ¿verdad?).

No hay comentarios: