jueves, 24 de enero de 2008

Leviatán


Nunca comprendí a los humanos. Mi madre nunca terminó de explicarme quienes eran ellos exactamente, de qué se alimentaban y qué buscaban ellos de nosotro.¿Compañía?.La pude tener tranquilamente con los seres que estaban en principio conmigo. Sí es cierto, eran raros, aunque yo también. Bueno insisto en que nunca comprendí a los humanos.

La niña que solía abrazarme todos los días, se olvidaba por completo de que en algún otro, no tardaría mucho en romperme los huesos. Claro ella no lo sabrá en parte porque es humano. No todo era preocupación, por momentos mi alimentación incluía unas caricias, más aun cuando había aprendido a responder a los saludos, si bien muchas veces implicaba que terceros trataran de romperme los huesos.

Cuando conocí a Perlita, las cosas comenzaron a cambiar para mí, ella no era de mi especie, pero su solo ser era un misterio; emanaba una delicadeza que ya no incluía huesos sino cristales.Por eso puedo decir que la comprendía. Cierta vez logré confundir mi aliento con el de ella; Perlita no me rechazó, al contrario me invitó a acompañarla y dar un paseo juntos. Nuestra soledad siempre nos llevaba a ese tipo de rutinas.

Mi especie, digamos, dista de aquellas que se jactaban de tener un obsequio collar. Mi especie es distinta. Cierta vez admirado por una joven de mi especie salté del auto. Junto ella corrí. Esperaba que la niña pudiera comprenderme. Muy cansado logré distinguir mas tarde mi presencia dentro de un vehículo muy oscuro. Tengo que reconocer que sentí mucho miedo.

Sólo recuerdo vagamente un fuerte golpe sobre mi lomo,la insistencia de este acto logró conducirme hasta esta celda. Sólo espero que mi compañera no haya corrido con la misma suerte. Cada mañana ella está en mis pensamientos. Cada mañana también era testigo de que mi especie se venía reduciendo.Eso me causaba mucho pesar.

Por todo eso amigo Loro, déjame decirte que tus gritos de "Al León, al león" no me asustan. Siento que mi existencia se llena de vigor en cada instante, mientras recuerde mis momentos felices. Además no comparto tu tonta idea de burlarte de la suerte de los demás. En tanto nada podrá cambiar mi destino por cuanto no temo y porque nunca comprendí a los humanos.

Santa Eulalia
21/01/08

La Sorpresa de Camila

Camilita tenía muchos dulces tras la vitrina expuesta a los vasos. Su abuela nunca comprendió como la escasez de los dulces se hacía tan evidente al arribo de cada visita y sobre todo en alguna celebración. Camilita celebraría pronto un año más de vida y junto a aquello, su triunfo sobre la restricción golosinaria.

Camilita apagaba 10 velas, pensaba en sus deseos, no ajenos a los tesoros y a las sorpresas para su paladar exigente. De pronto uno de los presentes acercóse a ella junto a su cajita tan protegida. Camilita comprendió que se trataba de la cajita con dulces, incluso que provenía de sus primito. El poder se disfruta aún más cuando se es pequeño. Nerviosa tomo uno de los dulces y tomando la caja, procedió a convidar a sus familiares e invitados.

Ricardo Palma
12/01/08

Una Tragedia Académica


-Eres un huevón Jeremy, cómo puedes perder justo ese carnet.-Exclamaba un encolerizado Arturo.
-Pucha por salir presuroso de la combi, ahí se me cayó.-Atinó a responder el acongojado joven mientras se dirigia al portero para decirle " Señor usted me conoce, no me explico como se me pudo caer el documento".
-Que sea la última vez y tramítalo de inmediato.-Respondió el conserje.
-Gracias.-Exclamarían al unísono los jóvenes.

A siete kilómetros de distancia, y llevando de la mano a la niña, la joven madre buscaba una de las seis llaves que daría con la cerradura de la puerta." Mamá ya llegamos".

-Mis amores...¿Y esas caritas?.-Preguntaría una señora algo menor que la del microbús.
-Nada mamá, el mismo cuento de siempre. Ventas.-Expresó la joven.
-Ay hija ya verás que todo te irá mejor, es cuestión de buscar.Quien busca encuentra.-Concluiría la señora que se dirigía a la cocina.
-Jessy amor, ven no juegues con eso.-Llamaba la madre a su pequeña.
-Ya mami. Mami ,¿ por qué entraste a ese edificio?.-Se animó a preguntar Jessy.
-Ven mi amor. Tu mamita buscaba trabajo; estudió tres años y ya es hora de que busque no crees.-Respondió la joven sin dejar de acariciar a su hija.
-Papá no estudió y sin embargo trabaja.-Insistió la niña.
-Tu papá está en otro país. Lo que el me envía no es suficiente, por eso tengo que trabajar. "Okey mamita" Respondería la pequeña quien decidió ir a la cocina como adivinando la presencia de su plato favorito.

San Isidro
21/01/08
Aprendimos a caminar juntos, cruzábamos un viejo puente hablando del futuro, de Amelia y de la soberbia; el talento cuesta tanto como la humildad. Nada se logra pateando las piedras ni siquiera se crean campos magnéticos con la mirada. Tenía el pensamiento superpuesto en un oficio que se opacaba de a pocos, algún día te casarás, serás feliz. Mi idea de ser feliz siempre caló en mi como una simple sonrisa y mi madre pensando en la dulzura de mis manos.

Aprendimos a reirnos de las rieles del tren, a confundir nuestros pasos entre las piedras y los caminos cuesta arriba; todo se aprende con esfuerzo, nada ni siquiera el cielo logra destinar su brillo al fulgor de mi mirada con aires de esperanza. No hay pecado más allá de lo fortuito y tampoco es pecado pedirle al tiempo algo de ventaja. Ahora comprendo como seguimos siendo tan sólo propuestas para el mundo; eso lo sabemos muy bien tu y yo Viejo.

Ricardo Palma
12/01/08

Ciclo de Júbilo


Su sorpresiva sonsrisa atrajo la atención de los jóvenes menores de 20 años, quienes abordaron el mismo microbus.

-Muchas gracias señora.-Exclamó la joven.
-No hay problema. Qué hija tan linda tiene.-Respondió la dama.

Las otroras miradas atentas se disiparon como frustradas ante el asentir gestual de la joven madre.

-Qué joven es usted! .-Se animó a decir la señora que tomo a la niña.
-Gracias. La mayoría piensa que es mi hermanita, si a eso quiere llegar.-Agregó la joven.

El tráfico favorecía la conversación entre aquellas dos mujeres que diferían 30 años en edad.Los jóvenes universitarios interrumpieron su conversación ante cada movimiento de las manos de aquella joven, luego de haber contado con un asiento y de ser cuestionada por la señora; quien ya no sostenía a la niña.

Los jóvenes alarmados por el pregón heróico de una avenida, cortesía del cobrador, se apresuraron a bajar. El menor de ellos dejó caer su carnet por casualidad.Luego de cuarenta segundos éste sería recogido por la joven madre, quien lo puso en el interio de su bolso.

San Isidro
21/01/08