martes, 2 de febrero de 2010

Cásate Conmigo Grace Moore



Antes de perder el último de mis empleos, antes de coger este inefable vehículo y exponer mi orgullo de ingeniero civil con conocimiento de computación e inglés a Lima Metropolitana; me enfrasqué en una de las más ilusorias aventuras. El conocer y desconocer de Grace Moore.

Hace tres meses precisamente, terminada una reunión del colegio en marconi, tomé una carrera con destino al parque cánepa. Eran las siete de la noche y aún no tenía el vestido que me encargó mi hermana Lucero. Tenía su dinero en la mano y en la otra, lo acordado por el servicio de taxi. Angustiado por el tráfico, me bajé a una cuadra antes de la avenida veintiocho de julio, tenía ya una mano libre.
- Señorita buenas, mi hermana vino ayer y separó ese…-La pausa se debió a que la joven desvestía a una figura femenina con forma de maniquí o viceversa. –ese vestido que acaba de sacar.
-Uy joven ya iba a guardar todo, tengo que cerrar otro puesto. A ver- Parecía haberse compadecido la joven. Yo no dejaba de mirar los senos exquisitos de la maniquí.


Luego de colocar el vestido diminuto en una bolsa, se me escapó una pregunta que nunca olvidaré. “¿Dónde consigo maniquís como ese?””Ah..Simpática ¿no?” “¿Perdón?””Tiene que ir a la galería el sol penúltimo piso ahí me los confeccionan” No entendía qué me atraía del maniquí que había lucido el vestido de mi hermana, en comparación del resto de los maniquís e incluso de la próspera vendedora quien era bonita. Un poco que recordaba mis sesiones de trigonometría mientras repasaba en sus formas perfectas y curvas y en su rostro precioso y conservado, sus ojos color café con una cabellera castaña y rizada. Era un maniquí que escondía una historia, quizás la de una mujer.”El vestido joven, muchas gracias”. En dos segundos que tardó la joven en bajar la estructura metálica dejé de ver a mi maniquí favorito.

-Gracias Panchito, te pasaste. No te rebajo, la chica ¿no?-Exclamaría mi hermana contenta.
-No te preocupes, mañana regresaré a esa zona para unos proyectos-Dije tratando de sorprender a mi hermana.
-Ah ya. La chica es simpática, al menos-Aseveró sonriendo, para luego irse a acostar.

Esa noche no pude dormir pensando en ese cuerpo entero, en esas cinturas, en esas caderas que encajaban perfectamente en mis entrepiernas. Tenía una de mis manos sujetando fuertemente mi sexo, era la mano con que pagué a la chica. A la mañana siguiente antes de ir a la oficina visité la famosa galería el sol penúltimo piso.

-Señor buenas, una jovencita del parque Cánepa me recomendó sus trabajos.-Saludé al primer gordito que vi trabajando.
-Cuantas jovencitas que trabajan allá…
-Camarón, ¿no será la jefa?-Trató de aclarar uno de sus compañeros.
-Hermanito, si vienes de parte de la chatita que tiene dos puestos, el señor de allá prepara sus maniquís.
-Gracias hermanito.

El hombre señalado era un cincuentón que probablemente ostentaría más de una noche con la jefa,”Esa chata mamacita, cuando no recomendándome” …“Ah ya joven le explico, yo le trabajo varias modelos, ¿pero prototipo a qué se refiere?”…”Uno de mis chacales dice que lo saca de la Grace, ¿no?, del que habla el flaco de bellas artes”…”Ya ves…””Igualita, igualita te la hacemos”…”¿Molde? no te pases, el flaco me la trajo lista esa vez.”….”Ya mire ingeniero, ubíquela al patita en esta calle, se va directo por mexico…” Me esperaban los emails de mi jefe, los pendientes de graña. De una vez, pensé. Luego de presentarme y preguntar por Ramón Aguilar, el flaco, me informaron que llegaría en treinta minutos. “¿Le puedo esperar en su taller?””¿Cómo no ingeniero? . Llegó, tenía todo el aspecto de un artista.

-Maestro Aguilar, requiero que uno de mis dependientes confeccione maniquís siguiendo la línea de una de sus modelos….conocida como Grace-Traté de ser directo pero a la vez halagador.
-Curioso. Ese es el nombre de una de ellas. Acompáñeme.-Dijo mientras me indicaba uno de sus escritorios.

Fue como una llama en mi interior, la tenía frente a mí, en fotografía; mi maniquí, mi modelo. “Yo sólo las capturo, son cuerpos estilizados, como verá ellas participan en publicidad, apoyan a marcas y pedirles que aporten unos segundos para un trabajo de artista más que imposible, es desalentador para un artista. Imagínese que ante eso, recién usamos la cámara” “¿Dónde tomó esa foto?” “En la inauguración del motorshow hace dos semanas”. Recordé que estaba en el último día. “Muchas gracias, se me presentó una urgencia en el trabajo. ¿Tendrá una tarjeta?” Tome su tarjeta y luego un taxi con rumbo al jockey. Había un pequeño desfile. Ella estaba ahí, la vi, escultural, altísima toda una diosa. Su cuerpo, su rostro, sus ojos. Era una obra maestra, incluso la marca que exhibía sobre sus grandes pechos.
-Hello, are you Grace , aren’t?-Me animé a abordarla mientras se dirigía a su módulo.
-Hi, it’s correct. Who are you, excuse me?-Me respondió con picardía aunque ocultando un ligero temor.
-Good English. Soy el Ingeniero Cárdenas.
-Ok Jaja. Grace Moore. Pero usted cómo sabía mi nombre.
-Me lo dijo un artista que inmortalizó su figura hace unas semanas.
-Imposible, no conozco a ninguno. Aunque bien pudo tomar fotos o bueno porque…Me acabo de acordar que no me puse esto….Ya está. “Grace” ¿Ahora sí?

Estaba hermosísima, jamás había conocido tamaña mujer. Ni mis compañeras de trabajo se comparaban a ella. Era increíble, su cuerpo, su rostro, sus ojos “Entiendo que es el último día, cómo va la cartera de créditos de su línea de autos” Me animé a cambiar de tema ingenierilmente. “Ingeniero Cárdenas, acompáñeme por favor” Por mí la acompañaba al fin del mundo, si era preciso. Estaba enamoradísimo.

-Ingeniero De Michelli , qué puntual- Saludó sorpresivamente a mi jefe quien estaba esperando en el módulo.
-¿Cárdenas? Se supone que usted…Qué hace aquí no…
-Cómo esta Ingeniero, ¿cómo van los proyectos en la aurífera?
-Vaya que pocos ingenieros hay últimamente, que se conocen todos- Agregó Grace, lindísima.
-Voy a llevar este modelo, ¿qué le parece? Me adelante a lo que de seguro buscaba mi jefe.
-El Ingeniero De Michelli…
-Por favor srta Grace, aquí tengo la tarjeta…-Estaba seguro de que iba a invertir mis ganancias por concepto de reparto de utilidades. Pero tenía que conseguir su admiración a como diera lugar.
-Con su permiso, tengo algo urgente que hacer. Muchas gracias Srta. Moore-Se levantó mi jefe con rumbo desconocido.


Yo la invité con mi mirada a cerrar el trato conmigo. Luego de aquel compromiso, el siguiente paso sería aprender a manejar obviamente. De seguro mi jefe me llamaría la atención , pero luego me felicitaría, total que su buen empleado de la uni ande con tales carrazos y conociendo a bellas mujeres…”Firme aquí por favor” “Gracias srta. Moore” “A usted por su preferencia y como no a los dos por ingenieros tan gentiles al llamarme señorita” Un sudor frío recorrió mi garganta, mis manos temblaron y tomando algo de valentía hice mi última pregunta del día “¿Es usted casada?” “Así es ingeniero Cárdenas, muy amable. Le invito al módulo del gerente para que le comente sobre los acuerdos de post-venta. Buenas tardes. Un placer”

Por un momento creí sentir en sus manos, la intención de consolar a mi corazón. El día había transcurrido a ese ritmo tan inusual. Ahora sabría que ella no sería para mí y que aprender a conducir sería más martirizante que regresar a mi oficina. “Señor Cárdenas, tome usted esta carta y por favor pase a recursos humanos de inmediato”.

Parte del dinero de mi compensación lo use para invitar a cenar a “la jefa” en varias ocasiones, claro está que nunca comenté lo de Grace. Mi hermana le pidió a su novio que nos paseara a los tres. Muy pronto el novio terminó por intimidar con mi pretendida empresaria, trayendo como consecuencia que rompiera con mi hermana y que no hubiera más auto para sus paseos. A las dos semanas ingresé a la escuela de manejo. Me tocó una profesora, aunque para mi mala suerte, subida de peso, madre soltera de vocación y con amplia experiencia de enseñanza. A partir de la tercera sesión comenzaríamos a hacer el amor después de las clases. Yo era ingeniero después de todo y ya podía manejar mi audi.
El cascarón comenzó a moverse. El enorme reptil sabía que se trataba de uno de los suyos, para ayudarle con las cifras, se trataba del segundo a nacer. Lentamente el pico del pequeño empujaba el bloque de cascarón hacia el exterior. El reptil gigante presiente que en los cielos una criatura merodeará en busca de sus huevos.

Como por instinto, decide ayudar al diminuto reptil, no sin apartar a su primer retoño. Ambos ahora reanudan la tarea con celeridad. Ya libre, el pequeño reptil se dispuso a explorar la zona. Sus patas adquirían lentamente la postura, su visión recobró vigor y pudo presenciar como una bestia prominente y alada se apoderaba del reptil gigante. Afortunadamente los huevos y el otro pequeño quedaron en tierra. Entonces un tercero parece asomarse. La vida se ha repuesto nuevamente.

Un Mickey que no es Ratón




A ver, me acuerdo que la primera vez que lo llevé a mi casa; se la pasó ladrando. No pude dormir, imagínese, Hijo, hazte cargo por favor. Mañana llegan tus hermanas con mis papás y necesitan tranquilidad. En la noche fue lo mismo, pero mamá no me dijo nada.

Desperté alarmado por unos alaridos, mis abuelos habían llegado, ¿Estás segura Gloria que has visto pasar un ratón? Rómulo, cuándo te he engañado. El sueño se me pasó cuando vi al abuelo apoderarse de una escoba, Abuelito cuidado es mi perrito, Llámalo no vaya ser que asuste a tu abuela, Ehhh…. ¿Qué pasa? , No le puse nombre, Llámalo Mickey, Ok jeje. No sabe el gusto que me dio cuando al pronunciar ese clásico nombre, el labradorcito se aproximó a mí para sorpresa de mamá Gloria, Mercedes, Tita y mi mamá que venía de hacer las compras.

Cuando el Glamour Aumenta mi Hambre



No me hable de ella señor, es una ingrata. Viera como años atrás ella trabajaba para mí. Mejor dicho, yo la alimentaba. Pero trabajaba (porque a nadie se le regala la plata, ¿verdad?). No se vaya por favor, mire yo la tenía como mi sirvienta. Venía a mi casa, limpiaba, cocinaba y le daba una propinita. Muy bonita ella. Pero creció y ahí empezó todo.

Yo salí unos meses por trabajo, había conseguido nuevo empleo y ya no la veía porque salía temprano a la mina. Así pasó año y medio, fíjese lo linda que se puso. Ella había pasado a lavar mi ropa. Una vez llegué borracho, me acuerdo. Estaba ella lavando y la tomé bruscamente. Lloró al final Ud. ya se imagina, ¿no? Su amiguita me acuso y pronto todos mis vecinos se pusieron en mi contra, fui a la cárcel. Perdí mi casa, unos hombres me ultrajaron en mi presidio. ¡Ahora cómo están las cosas! Ella actuando, ganando premios y vistiéndose muy bien, mientras yo pobre viejo paso hambre, tratando como ahora de que Ud. me dé una propinita (porque por algo le cuento todo esto, ¿verdad?).

Chiquito y Esponjoso


Cuando el consejo de arquitectos me preguntó aquella noche sobre qué ejemplar arquitectónico de mi distrito, había de ser modelo a replicarse por cuanta buena estructura y usabilidad representaba; no lo dudé dos veces, ¿ Qué hay del albergue canino de Mercedes O’ Brian? Aquella vez las risas me impidieron culminar la idea, así que me animé a empezar esta historia.

Lector, imagínate que quince años atrás recibes por regalo una mascota, ¿Un gato, tía? No, cómo crees, Tía no estoy para bromas, qué es. Se trataba de un perrito, un perrito de raza labrador, esos que hoy en día de seguro ves en comerciales de papel higiénico. Bueno el mío llegó a ser uno de ellos…Chiquito y esponjoso, gracias tía.