domingo, 22 de noviembre de 2009

Ojos de Marte



En una vieja casona de Cabo Cañaveral, cierto niño de tez oscura encontró un viejo fajo de escritos que provenían de quizás dos siglo atrás. Llevaba por título Ojos de la Luz Roja. Cuando lo llevó a casa, le pidió por favor a sus padres, quienes sabían leer, les relatara lo que decía. La madre, ocupada en las tareas del hogar, se lo encargó al padre.

“Cuando habitamos la Luz Roja, muchos de nuestros padres se sintieron frustrados, por cuanto nos advirtieron de la descomposición del universo y por ende de Luz Roja. Nosotros estábamos felices de iniciar un nuevo pueblo, muy distinto al milenario Fuego Azul, del que se decía era habitado por una especie de insectos bípedos, aunque no tan evolucionados como nuestros padres…”

De pronto el hombre de cincuenta años se estremeció un poco, se suponía que hablaban de él como de sus esposa y su hijo y sus vecinos y los yankees y todos como él. ¿Qué era esa historia?”Mi compañera aún sentía lástima por sus hermanos pequeños, Verás que aquí las cosas cambiarán. Pasaron cinco lunas cuando distinguimos un gran arroyo de hidrógeno fluido. Con satisfacción nos proveímos de aquel líquido, no sin antes acumular algunas reservas de su gas. Los primeros habitantes de Luz Roja, presenciaron con profunda pena como los vastos ríos se iban secando por falta de acumulaciones de gas. Nuestras capas dérmicas, a diferencia de ellos, podría almacenar gas a manera de reservas” La madre miró algo sorprendida a su esposo y aún más a su hijo que había dejado los tres cuartos de su pan del lonche. Se animó a inquirir si estaban hablando de la especie humana.

“Nuestros hermanos mayores se preparaban para ser padres. Sin embargo, sus hijos murieron al abrir los ojos. Esto se hizo mucho más lamentable, cuando nos tocó a mí y a mi compañera el presenciar el fin de nuestro primogénito. Una especie en formación, asimila las características de su medio. El pase de las brasas sobre las otrora primeras criaturas de Luz Roja, no fue el de siempre, esta vez las llamas emanaron un gas distinto que cubrió el cielo de una capa blanquecina. Para nosotros la muerte muchas veces era simbolizada por ese color. Era muy extraño. Así pasaron miles de lunas y mientras envejecíamos, íbamos agotando las esperanzas de obtener descendencia. Estábamos tan solos, nuestros padres ya habían muerto en nuestro planeta madre. “
“Muy pronto requerimos de expediciones y elegimos el planeta de Fuego Azul. El más sabio de nuestro clan tendría la misión de favorecer la procreación de especies en dicho planeta. A las doscientas lunas nació la primera especie de Luz Roja en dicho planeta. Las células madres fueron devueltas a su habitante, por supuesto. Cuando vino el primer hijo de nuestro planeta, notamos su lozanía y fortaleza. Lamentablemente cayó mal en una de las estaciones de fuerza solar y murió no sin dejar secuela en nuestro especialista de expediciones. A las cinco lunas el también murió. Llamo la atención que la combustión de sus cuerpos al infinito, expuso un humo rojo, como el de nuestro planeta.”

De pronto la tranquilidad del hogar se vio afectada aún más por el relato, ahora toda la familia se dispuso a ser parte de la historia.”Nosotros seguíamos en pie, no es correcto decirlo, pero las predilecciones solitarias del explorador impidieron que la enfermedad se propague. Llegamos a una conclusión y era de que no podíamos seguir habitando Luz Roja. Esta vez enrumbamos a la tierra, se me encargó entre otras cosas llevar la bitácora. Aprendimos un idioma llamado inglés que usábamos para nuestras metamorfosis, muy pronto cada uno de nosotros fuimos padres nuestros hijos, empero no tenían la habilidad de la metamorfosis; murieron muy pronto de hambre.”
“El consejo aprobó nuestra reproducción con las especies de sangre caliente que habitaban la tierra. Yo elegí un ave gigante. Muy pronto uno a uno de nosotros vio extender la especie de Fuego Azul por todos los espacios del planeta. Los seres humanos nunca percibieron esto. Cierta vez intentamos ubicar a quien prestó sus células madre, al explorador que tuvimos. Bajo nuestra forma original, uno de nosotros captó su estructura humana y se reprodujo con ella. “

“Todo resultó exitoso, muy pronto ellos desarrollaron plenamente las capacidades humanas. Muchos de ellos emprendieron hazañas fascinantes en busca de nuevos planetas y civilizaciones, sus naves espaciales eran sofisticadas, pero cumplían su cometido. Uno de ellos un muchacho de tez oscura que sin saber, en esencia, me acompañó luego de que di sepulcro a mi compañera; inició una amistad conmigo al tiempo que practicaba sus vuelos. Tarde o temprano antes de que parta a las estrellas, verá mi verdadera identidad y podrá dar cuenta de que nuestra misión ha concluido por cuanto fui el último sobreviviente de esta larga lucha por querer habitar un nuevo planeta. De seguro pasará un susto enorme o quién sabe, sus ojos se apiadarán tanto de mí que acabará con mi agonía, como ellos lo saben hacer muy bien.”

El hombre no contuvo más sus lágrimas y extrayendo una vieja foto de uno de los cajones, miró al cielo y exclamó perdón, por haber dado muerte aquel enorme insecto agazapado en el huerto. Era su viejo amigo indio Ojos de Marte.
Nos gusta equivocarnos. Cuando elegimos pasar la noche juntos, cuando nos vestimos antes de que llegue mi madre, pero que nunca llega. Hemos aprendido en estos tiempos de encuentros que es elemental el espacio para la intimidad, aunque nuestra escuela de valores nos pegue el viento en la cara con los favores del infierno.

Es elemental y exquisito. Como la vez que nos untamos el cuerpo con grasa de abeja y terminamos probándonos hasta llegada la noche. Nosotros, como te vengo diciendo, somos seres únicos, capaces de asimilar el amor como ninguna otra bestia. Las bestias son el común, nosotros somos el deleite, la ventaja, el poder y la adrenalina infinita; hasta que llega mi madre, tu esposa.

Alguno por casualidad


Tamara se había casado con el segundo de sus jefes. Estaba hermosa cuando la vi en su matrimonio. Estaba con mi traje de trabajo. De regreso al resort, como siempre me gusto llamarlo, noté muchas caras tristes. El destino de la compañía se iba a decidir, en una fusión. Nadie sabía si se mantendría la estabilidad. En ese momento de tensión, alguien solicito un auxiliar en el centro de conferencias. “Qué clase de consultora es al no tener otro interprete”. El presidente ejecutivo, estaba furioso. Había arrojado su vaso de agua al suelo, al enterarse que el contrato con la consultora de relaciones exteriores y comunicaciones, no incluía servicios de interpretación. Dos ejecutivos franceses y un alemán llegarían en dos horas.”...Señorita Hamman, en estos momentos no interesa si el cliente es vip o no, necesito su ayuda y su lengua materna para poder aquietar esta situación, si desea que continuemos en esta compañía” .Cuando colgó el teléfono, pronunció aquella frase que cambiaría mi vida “Alguno por casualidad, habla o conoce a alguien que hable alemán.

Seis meses atrás que había dejado de ser un tercero, con tristeza le dije a mis ex-compañeros que estando ahí, pondría mi hombro para la compañía. Asociado, como solían llamar así a los trabajadores; salude a los presentes y me presente ofreciéndoles mi ayuda. Antes de que las miraras de los ejecutivos, uno de ellos de mi primer entrevistador, me siguieran devorando, el presidente me estrecho paternalmente la mano y llamándome por mi nombre me invitó a una de las sillas.”Si no fuera mucho pedir, nos gustaría que tomaras nota de nuestras principales inquietudes”. En una hora concluimos con las preguntas. A la media hora me gané el derecho a voz y propuse mantener ciertas posturas. Al cabo de dos horas di una agradable bienvenida en francés para sorpresa de todos los asistentes. Uno de los ejecutivos alemanes expuso la situación de la compañía. En sí no entendía muchos términos empresariales, a lo que felizmente me ayudo los cuadros. Al finalizar la reunión, se firmó la incorporación de la compañía a una de las más grandes cadenas de hoteles cinco estrellas europeas. Cansado del terno me propuse a despedir al presidente, quien estaba muy satisfecho.”Un momento, seré yo quien le acompañe a su nueva oficina”

Tu cuerpo



Tu cuerpo lleva mucha miel, no sé cómo. Cada mañana al despertar se me van los desayunos de solo verte y pensar que esa esencia proviene de ti. No me importa tus Que ansioso eres, tú me colmas, tú me satisfaces, tú me haces quedar dormido en la oficina, tú me haces perder clientes y participación de mercado a la compañía que nos paga el departamento y el entrenador de Pepe Lucho.

Tu cuerpo lleva mucho de mí, y tú lo sabes muy bien. Me encanta tu forma de decir Una vez más, tu respiración de minerales, tus venas radiantes de amistad, tus desayunos apurados, tus nudos infatigables, tu sexo incontrolable, tus ojos infinitos de maniático y de filántropo de perros callejeros. Y por sobretodo, el peso de tu vida.

Año de esfuerzo


Una llamada en Hong Kong, sorprende a mis recuerdos. La nueva filial, el sueño de cientos de mis ejecutivos es realidad. Un ansiado ascenso, un cambio en sus vidas, en su status ha comenzado.

Cuando conté de mi determinación de trabajar de auxiliar de limpieza a mis padres, me aconsejaron sobre cuestiones de humildad y ganarse la voluntad. Yo estaba convencido que llegaría lejos, como sea; así pasaran años. Mi enamorada en cambio, no estuvo de acuerdo conmigo. “Eres un incompetente, así pensabas luchar”. A las dos semanas terminamos la relación.

Pasó un año y ya me había ganado el aprecio de todos. Era el más joven, el que motivaba a quienes eran padre a que cumplieran esa misión de formadores y líderes para con sus hijos. Cuando conocieron a mi abuela, mi madre, se emocionaron mucho. En la universidad se abrieron cursos interesantes que coincidieron con el horario de mi tiempo libre, pasado mi turno de ocho horas. Había concluido dos semestres de alemán y francés, en modalidad de alumno libre o invitado, cortesía de mis dos maestras. Me gustaba mi trabajo, porque me daba la oportunidad de comunicarme hasta en esos idiomas. Mi inglés autodidacta iba bien, mi análisis y mi aporte motivacional de vocación, excelentes. A los seis meses, fui incorporado al Hotel Resort, con los beneficios del caso. Ese fue el balance de aquel año.