martes, 23 de agosto de 2011

Primer Plano Tus Ojos



El trozo de papel prestado por el asistente de cámaras, no fue suficiente. Luego de cubrir la nota, aún continuaba el llanto de la anciana; continuaba la crudeza de un hombre que dejaba de serlo a consecuencia de un brutal atropello que le había destrozado el cráneo. Parecía que la palabra consuelo, no existía en el vocablo castellano.

- ¿Qué y nos quedamos acá con la tía? – Preguntó súbitamente.

- Hasta que venga el fiscal…

- Vete a la mierda, quedé en apoyar a Tavo en ese asunto del burdel.-afirmó rotundamente.

- No pienso ir, anda en la unidad móvil si gustas; yo me quedo a ayudar.

Fitzgeral era una mierda, la unidad móvil era una mierda; el imbécil que se había dado a la fuga luego de matar al motociclista del courier era una terrible mierda. Ya habría sacado las mismas conclusiones por más de decenas de veces durante cinco años. Mujeres asesinadas, gays sacrificados, cadáveres de recién nacidos, sacrificios de animales. Había veces que no quedaban en las ediciones. “Chabela, olvídalo ya será para cuando falten notas”.Como decía el director.

El director, Faustino Quesada (ningún parentesco con la familia magnate de la competencia) había cometido el gravísimo error de haber recurrido a un burdel en

estado de ebriedad, luego del cierre de contrato publicitario con Mayer Inc. Gravísimo por cuanto las redes sociales ya habían pasado el dato, de que el hombre más próspero de la prensa chicha estaba metido en un tremendo lío con la proxeneta mami del Tunche; así que a salir volando hasta el Centro de Lima.

- Vengo por mi jefe; Chabela Hoyos prensa nacional.

- Mira mamita aquí tu jefe tiene una deuda con nosotras.

- ¿De cuanto se trata?¿Dónde está mi compañero Tavo Rojas?

- Está metiéndose un polvo con una de mis asistentes, chamba es chamba.

- Hijo de puta…

Despavorida Chabela , buscaba en cada cuarto al autor de su feminidad; a su primer tutor de cuando había ingresado al diario. El cabrón estaba encima de una chibola de más o menos diecisiete años, teñida y con pelos en la axila. “Huevón de mierda, así es como quieres sacar cara por el diario que te da de comer” El estaba sorprendido, no imaginaba que esa jovencita de hace cinco años, ahora sea capaz de putearlo y reclamarle dignidad a su trabajo.

Luego de vestirse, Tavo Rojas se disculpó y comenzó a tratar de resolver el caso de violación al que quería involucrar y sangrar al jefe. Conocieron del caso, que se había desarrollado un año atrás, que había sido de un intento de no pagar los servicios de una menor de edad; para este negocio era una violación. “Mira tía, aquí no queremos más líos; dinos cuanto es y a la mierda” La proxeneta fue por una calculadora, luego de preguntar a una trabajadora por su ubicación.

Chabela estaba avergonzada, había perdido su vitalidad imaginándose el cómo se había entregado a un putañero; quizás en gratitud o admiración por sus consejos o por esos ojos tan esperanzadores que capturaban las imágenes y hacía impactar en las noticias. Chabela estaba herida y comenzó a entender a la señora de la panamericana sur quién había perdido su ser de madre.

- ¿Chabela, estás bien?

- Vete a la mierda, acabo de dejar sólo a un compañero de trabajo…

- Así es la chamba…

- Pensará que me muero por tu pinga; eso es lo que me jode.

- ¿Y no es así, acaso?

- He conocido mejores, ya viví cinco años más desde aquella vez.

- Por qué estas aquí.

- Porque quiero que mis ojos descansen y no anden tras la muerte.

La señora del local hizo un cálculo ajustado a la realidad: Cuatrocientos noventa y seis soles. No pago el servicio, seis sillas rotas, una mesa que cojeaba destruida, seis botellas de cerveza llenas….”Ya ya tía, toma aquí tienes…pásame ochenta Chabela, porfa….noventa pues tía.” “Ya sobrino llévate tu bulto y que no vuelva a joder, hey no has pagado del servicio” “No empecemos pues, no iba a….” “Aquí yo trabajo seriamente o me das los treinta soles o te quedas junto con tu jefe” .

Otra cruda realidad de la civilización de mierda llegaba a los ojos de Chabela. La bella jovencita pechugona egresada del Bausate y Meza. La jovencita que nuevamente era consultada por si tenía otros treinta soles. La jovencita que mandaba a la mierda a su

mismo ex – tutor y amante. La que tomaba la unidad móvil y se dirigía raudamente a ser consolada por Fizgeral que babeaba por ella; porque ahora sus ojos requerían consuelo. Sus ojos contagiados de la basura limeña, sus ojos ansiosos de ser protagonistas esta vez de ese algo que muchas veces necesitaremos: compasión.

Chosica
21/08/2011


XII – Cuadras de Aquí


- Ven, vivo a doce cuadras, sígueme.
- Estas preciosa

El ya era mío desde sus besos. Ahora yo lo invitaba a hacerlo inmortal. El camino no era tan largo definitivamente, pero requeríamos la ayuda de un Taxi. Cuando se detuvo uno finalmente, recuerdo haberle dado mal la referencia “¿Cómo que a doce cuadras, señorita?” “Disculpe, vamos de frente; pasando la Calle Manzanal”.

Su mirada me hablaba, su mirada me transmitía en todos los idiomas del mundo su instinto de deseo. Dejamos atrás el incidente del regateo, eran apenas las diez de la noche, eran apenas mis instantes más comprometedores y únicos y sencillamente míos. Estaba con mi príncipe, quien visitaría mi palacio.

Cuando llegamos al edificio, un saludo previo al vigilante quien nos miró incrédulo, un salto al ascensor y más besos y luego a mi departamento “No es la llave, sorry” Los nervios y después los besos. Sí, tenía un lindo saco de seda. Tenía que empezar necesariamente por ahí.

Interior D



Por aquí yace frío cerca de ella lo que no parece moverse más; porque aún no despierta. Estuvo mucho en esa posición extraña con él, él sobre ella, incrustando violentamente algo que salía de él. Ella ni se movía, ella ni renegaba de su tonta vida de secretaria mal pagada; porque él siempre estuvo con ella.

Tras la muerte de su acompañante, sólo le quedó negociar con el vigilante.” Se fue por la sobredosis, pero esto nos puede perjudicar.” No se veía nerviosa. Por fin salía del Interior D con la firme convicción de que ahora permanecerían para siempre unidos.

El recorría sus pensamientos, cada uno de ellos los llevaba irremediablemente a ella. Otros instantes llegaban a él como recuerdos de lluvia; perdiéndose en la inmediatez de la lascivia. Pero ella ahora se enfrentaba a él, ella reclamando a su hijo y el un pobre un fracasado más.

Porque el cumplía con sus días de labores, con sus preocupaciones de empleado mal pagado. Muchas veces se privaría del sueño para ayudar a su hijo en las tareas; mientras sentía la daga del deber apoderarse una vez más de su tiempo y de sus fuerzas. Pero él se mantenía en pie muy a pesar de todo.

A él no le importaba con quien se enfrentaría. Para él, el mundo es un puño cerrado que con ayuda de una pata de cabra podría abrirse. Tratándose de sus hijo el haría frente a la chica de las grandes orejas, que viene reclamando cigarrillos y la tenencia del menor.

Algo transcurre entretanto, alguien llega a él con noticias. La madre, sí aquella provista de traje de overall y también de cigarrillos; acaba de internarse. Los cambios siempre llaman la atención; pero él no era tan inocente. “Hijo, ¿ qué te parece si nos vamos de paseo?”.

XI – Segundos Fuera de Mí



No estaba aún a mi merced. Sentía por momentos que me miraba como si fuera su profesional de ensueño o su hada madrina; como que estaba convencido de que yo lo transformaría en un ejecutivo en potencia. Pero él era mi insomnio, mi príncipe.

- ¿Ocurre algo? – Preguntó mientras se acercaba más a mí.

- No, en absoluto. Sólo notaba lo cansado que estás.

- Y dime entonces que sientes cuando hago esto…- Me volvió a tocar las manos.

- Por Dios, no hagas eso yo…

Y llegó el beso. Pasaron uno a uno los segundos; ya tenía sus ojos frente a mí. No aceptaba aún el cómo su rostro había llegado hacia mí. No tenía más que hacer, sólo dejarme llevar. Quería sus brazos, sentía su abrazo; su pecho hediondo de placer.

El me tenía a su merced ahora, me imaginaba tendida, desnuda y feliz sobre su cuerpo; y eso ya no me asustaba. Estaba embriagada de dicha, como hechizada. Entonces tomé su cuello con ambas manos e intensifiqué mi tributo de amor con mi príncipe ansioso.