martes, 23 de agosto de 2011

XI – Segundos Fuera de Mí



No estaba aún a mi merced. Sentía por momentos que me miraba como si fuera su profesional de ensueño o su hada madrina; como que estaba convencido de que yo lo transformaría en un ejecutivo en potencia. Pero él era mi insomnio, mi príncipe.

- ¿Ocurre algo? – Preguntó mientras se acercaba más a mí.

- No, en absoluto. Sólo notaba lo cansado que estás.

- Y dime entonces que sientes cuando hago esto…- Me volvió a tocar las manos.

- Por Dios, no hagas eso yo…

Y llegó el beso. Pasaron uno a uno los segundos; ya tenía sus ojos frente a mí. No aceptaba aún el cómo su rostro había llegado hacia mí. No tenía más que hacer, sólo dejarme llevar. Quería sus brazos, sentía su abrazo; su pecho hediondo de placer.

El me tenía a su merced ahora, me imaginaba tendida, desnuda y feliz sobre su cuerpo; y eso ya no me asustaba. Estaba embriagada de dicha, como hechizada. Entonces tomé su cuello con ambas manos e intensifiqué mi tributo de amor con mi príncipe ansioso.

No hay comentarios: