martes, 2 de febrero de 2010

El cascarón comenzó a moverse. El enorme reptil sabía que se trataba de uno de los suyos, para ayudarle con las cifras, se trataba del segundo a nacer. Lentamente el pico del pequeño empujaba el bloque de cascarón hacia el exterior. El reptil gigante presiente que en los cielos una criatura merodeará en busca de sus huevos.

Como por instinto, decide ayudar al diminuto reptil, no sin apartar a su primer retoño. Ambos ahora reanudan la tarea con celeridad. Ya libre, el pequeño reptil se dispuso a explorar la zona. Sus patas adquirían lentamente la postura, su visión recobró vigor y pudo presenciar como una bestia prominente y alada se apoderaba del reptil gigante. Afortunadamente los huevos y el otro pequeño quedaron en tierra. Entonces un tercero parece asomarse. La vida se ha repuesto nuevamente.

No hay comentarios: