domingo, 23 de mayo de 2010

Unos Pasos que Llegan a Mi



Cierta vez Fernanda me abordó como de costumbre al término del juego de tenis con el menor de sus hermanos.”¿Es verdad que postularás a Arquitectura?” Luego de revisar atentamente que sus ojos se fijasen en mí y notar que una noche antes se había quedado de largo con la computadora, le digo “Así es. Sino la agarro me meto a Cheff” Su sonrisa me pareció como de siempre exquisita y viva, más aún cuando exclamo que “Bueno en ambos casos, me tendrás como una reina” “Por supuesto, el mejor de los palacios y el más delicioso banquete” Ella se acerca, lentamente. “Es mía” pienso y la beso con la ternura con que se mide a una flor.

De pronto Mickey hace su aparición, al parecer estaba merodeando el vecindario. Luego de reconocerme, empieza a olfatear a Fernanda y rápidamente percibe el cariño proveniente de ella. La lengua expuesta de su cansancio, el agitar constante de su sed, conformaron los elementos yuxtapuestos de la calle. Y yo, yo yacía más enamorado.

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