domingo, 23 de mayo de 2010

Tiempo Después


Era preciso saber de él. Si sus costumbres habían cambiado, siendo no necesario el regresar al bosque y preguntar por él. Si su mujer había vuelto con él, porque cuando corrieron bajo la lluvia, desnudos y coronados de flores, no existían más que solo dos personas en el mundo.

- Hola – saludó tímidamente ella.
- Hola, te ves bien – Trato de ser galante el otrora guardia de caza.

Extrañamente esta vez no hubo un paseo, ni siquiera una lección de cómo preparar la leña o arrancar una flor suavemente. Extrañamente la apariencia de él había cambiado. Estaba más delgado producto de una mala alimentación (Aunque la culpa sea de él a no aceptar tu oferta de trabajar una finca, producto de tu herencia). Pero al menos lo sentías nuevamente a ti. Sin la pasión que te enloqueció al punto de ceder tu cuerpo abierta y frescamente a la lluvia o al punto de mostrarte tan feliz e inteligente con tu esposo y sus socios.

- Es tarde – De pronto él corto el paseo.
- No nos quedaremos aquí ¿o sí? – Inquirió su joven ex – patrona.

Pero esta vez no hubo una respuesta precisa. Esta vez el silencio se hizo presente en medio de ese silencio tan natural que alguna vez los acogió llorosos ya sea para ratificar su pecado o para la despedida.

Habían pasado apenas dos años. Unas marcas ligeras de arruga en el ceño de ella. Un disminuir del volumen corporal en el caso de él; y que sin embargo no era tan determinante para ella. Ella que había recorrido Canadá y los Estados Unidos antes de que iniciara la guerra, ella que se había entregado totalmente a sus placeres, sabía lo que estaba haciendo muy bien y no pensaba ceder un paso más mientras esa actitud de parte de él no se esclarecía.

- Todo está bien, es sólo que me he dado cuenta que en todo este tiempo….-Respondía él fustigado por el silencio comprometedor de su postura.
- Lo entiendo y fue tu temor para aquella vez que nos despedimos – Agregó ella sabiamente.

Aparentemente ella no había sabido darle el valor merecido a ese amor. Que si bien pudo cancelar sus paseos y sus viajes, si bien puedo establecerse con él y arriesgar una nueva vida, lejos de los pensamientos capitales y las guerras; había optado por defender su status , su posición en medio de una sociedad donde una esposa de clase era todo y el resto nada en absoluto.

Aquella otrora diosa domada, se había perdido en medio de un orgullo imperceptible. Ahora sólo quedaba esperar por si se él se animara a buscarla. Eso por si en definitiva decidiera dejar el bosque y dedicarse al comercio de aves. Verla apartarse fue suficiente para que decidiera por fin que el que tenía que cambiar era él. Y sólo él junto al tiempo, lo iban a conseguir.

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