jueves, 1 de abril de 2010

Su vida no sería la misma desde aquella tarde de 1983, desde el instante que divisó fuera de su casa recién consruida, el como la precipitación de lodo, caía lentamente. Primero las personas corriendo cuesta abajo, algunas aún con pertenencias. Gritando y ansiando que todo pase.Pero la fatalidad jugando con la vida permitió que el lodo avance sobre ellos, sobrepasándolos y llevándesolos consigo a Dios sabe donde. Ese instante de lucha demencial por vivir fue la que se quedó para siempre.

Sólo se trataba de una piedra, indefensa cuanto más inmovil, sencilla cuanto más escondida estaba el borde de su filuda mayor proporción. Llegada la lluvia aquella mañana, llegada la llovizna del mediodía y luego un aguacero, permitió que ese descanso de docientos años se viera interrumpido, se viera incluído en un peregrinar incierto junto con otras piedras y más tierra.Aprendió en unos minutos a nadar, en unos cuantos segundos a bucear y en un instante ya se codeaba junto a puertas de madera, a vidios de ventanas, animales moribundos , sillas , mesas, bloque de chasis de aumtovil y también seres humanos. Uno de ellos, de dieciseis años, se cruzó involuntariamente a su camino, fue así que al incrustarse su filudo extremo en el pómulo del adolescente, conoció la muerte.

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