jueves, 1 de abril de 2010

Gratitud

El acarició sus pechos con frenesí. Era la decima segunda vez que la desnudaba y aún así parecía un inexperto. Pero tamaña torpeza era justificable para veinticinco años de diferencia.Él sólo necesitaba de unos dulces y unas cuantas palabras bonitas para conseguir eso de su “Chiquita linda”. Pues bien Chiquita linda ya sabía a estas alturas lo que tenía que hacer para cuando él “Señor gordito bueno” se acerque a su cuello y le de un besito. Porque él era bueno y esa cosa grande que entraba en ella, no era nada malo comparado al hecho de que sus padres eran separados y que uno de ellos, el camionero, le dejara a “Chiquita linda” ciento cincuenta soles menos para la comida a diferencia de su “amigo” en aquella primera vez.

En casa del “Señor gordito bueno” todo marchaba bien. La mayor de sus hijas había conseguido nuevamente un trabajo en un parque musical de Orlando. Esta vez ella esperaba tener un novio caribeño, porque sus amigas decían que “ Se mueven rico”. Su papá, bueno como era, la apoyaría con el 95% de los gastos, el otro porcentaje lo obtuvo de juntar sus propinas.Cierta vez esta ella leyó uno de los mensajes de texto de su “Papi”. Decía muy claramente en el, que desde la primera vez que tuvo a “Chiquita Linda” su vida era diferente y que lo había convertido en otro hombre, más cariñoso, más atento con su familia y que le estaría agradecido toda la vida.”Papi...un favor.....en las condiciones de trabajo ,según me dijo mami, me piden una garantía de mil dólares....podrías prestarle a tu “Chiquita linda” dicha cantidad, prometo ser discreta ....”

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