sábado, 14 de agosto de 2010

Un Permiso más que Permiso

Era la décima vez que mamá se negaba a la petición de mi hermana. Ella pareció rendirse cuando sus ojos emanaron unas cuantas lágrimas, entonces pude intervenir y me mostré de acuerdo con mi hermana y también solidario. “Porque ella tiene el derecho de ejercer su carrera desde ya así como yo”.

Ninguno de los dos imaginó que papá estaba escuchando toda la conversación muy cerca de nosotros, tras la puerta de la cocina que daba al amplio jardín (motivo de discusión). No fue sino por Mickey que descubrimos al encubierto jefe del hogar que tomándose la cabeza dijo que ya era hora de emprender nuevas cosas en el hogar. Mi hermana y yo comprendimos que eso también incluía al espionaje; empero los tres ganamos y eso era lo más importante. Tendríamos albergue para atender a los perros.

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