martes, 21 de diciembre de 2010

La Lluvia que no Volvió a Caer Más

Había charcos indescriptibles. Pero sobre ellos, la fuerza y el vigor de Mickey se mostraron insuperables. Ya habíamos ganado un ángel. Sólo necesitaríamos de un espacio más grande para su aureola, le comenté a Meche. Pero en el rostro de mi hermana, aparecieron amenazantes dos gruesas gotas de lágrimas.

La noche aún mantenía la lluvia, más allá con unos fuertes quejidos Mickey yacía tendido en uno de los charcos Los demás cachorros estaban a salvo. Mis primeros auxilios no resultaron para detener sus convulsiones. Al parecer los bronquios de Mickey habían sido fuertemente afectados. Pero mi raciocinio no dio para más y ante mi frustración y desconsuelo, sólo grité un profuso No. Mi hermana se aproximó a nosotros y me llevó a su camioneta. Eran las doce de la madrugada y nuestro veterinario, otro de mis mentores y maestros, parecía que nos estaba esperando.”Lo estuve alertando” decía Meche luego de ese fugaz paso de los minutos.

En la camilla Mickey ya estaba más tranquilo, pero no reaccionaba ante ningún estímulo. No movía la cabeza como antes, no agitaba su cola cada vez que le echaba una sonrisa. Esta vez yo había quedado convertido en llantos. A los pocos minutos le sobrevino un infarto, era demasiado tarde y sólo había una última salida; la inyección que lo convertiría en nuestro ángel para siempre. Apretando una de sus patas y en mi otra mano a la de mi hermana, sentí la llegada de la camioneta de mi padre y finalmente el último suspiro de nuestro gran amigo. Y fue así que nuestro querido héroe durmió para siempre en nuestros corazones.

Mi hermana había preparado un discurso, había obtenido el premio excelencia de su promoción. En su discurso mencionó a Mickey como uno de sus grandes maestros. Pero cuando terminó su discurso, ella dijo algo que produjo una gran conmoción,”Mickey fue un perrito”. Las bondades de la vida, permitieron que yo también tuviera parecidas distinciones. Precisamente una de mis tesis fue dedicada a Mickey, el tema resultó dirigirse a la terapéutica entre animales. La inspiración vino sobre él, ya lo había notado (emulando los dos proyectos de construcción de albergues de animales, de mi hermana). Nuestro ángel, querido lector, nos había enseñado a servir, nos había enseñado inspirado a elegir a nuestras carreras, a superarnos y a saber que podemos aprender de todas las criaturas del planeta. Nuestras queridas criaturas y nuestro querido planeta.

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