miércoles, 19 de diciembre de 2007

El parque fue testigo de mi llegada imprevista; se trataba de la celebración de una boda, en la que era dificil distinguir a los novios, si bien podrían ser los que estaban detrás de la mesa de recepción o los que acababan de salir, acasos orgullos o nerviosos por el paso del tiempo.

Nadie se percató de mi presencia, podría ser un mudo testigo o quizas una prolongación de la mirada "Ahora que está de moda las camisas celestes". Es difícil también explicar el cómo se puede llegar a olvidar la camarareria, con alguien que viste tan bienn un celeste en camisa.

Las risas parecen referirse a mi, la prolongación, el de la camisa, el que escribe no se sabe qué y que ya viene haciendo eso de mucho tiempo atrás, y precisamente mis camisas los saben, justamente.

San Isidro
12/12/07

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