viernes, 27 de abril de 2012

A mi secretaria : Una Robot


La lluvia no dejaba de retorcernos en las mismas humedades de un triste jueves. Nuestros cigarrillo empero, seguían intactos como dos centinelas sumidos a la rutina de nuestras manos, también tristes. Un jueves cualquiera en el que Ronald detiene su mirada de pronto y me pregunta:

-    ¿Te acuerdas de Patty, aquella chica de la Cato que salía con los marinos?
-    Si más o menos, ¿qué paso?
-    La acabo de ver saliendo de un telo con un tío mucho mayor; parece que es su jefe o algo así.
-    Era de esperarse, algún día; nunca fue de relaciones estables.

Pero era el supuesto caso de que yo hubiera estado con ella y que mi colega consultor de infraestructuras no fuera tan cercano a mí y hubieran transcurrido sesenta años. ¿Cómo hubiera sido esa situación?

-    Patty, por favor requiero los reportes para mañana mismo.
-    ¿Formato, solicita?
-    Presentación de negocios.
-    ¿Periodicidad, instancia?
-    Una hora de duración con carácter de alto interés, ejecutivo mayor.

No me extrañaría que la bella asistente de la gerencia corporativa, hubiera sido una robot. Indescifrablemente activa, insobornable, incansable e “inmanoseable”. Sin chantajes, ni medias tintas de por medio. “¿Elocuencia, a nivel? “ El que tú quieras Patty. “¿Grado?”

Así, fiel a su estilo con una respuesta para todo, siempre orientada a los resultados. Claro que no faltarían los escépticos “Pero estás seguro de que no se equivoca, o mejor dicho; ¿manejas sus márgenes de error?”  y los enfermos mentales “Haz oído hablar del proyecto de Google?, piensan lanzar androides, te imaginas a Patty 2.0 con el cuerpo de una Angelina Jolie.

Pero ese cuerpo robotizado, esa metáfora de la informática; me pertenecía. Yo era el fin por lo que fue creado, yo tenía su control. Yo decidía. Ella tan solo se limitaba a mejorar mis consultas, a guiar mis decisiones; a hacer las cosas bien. Y definitivamente sería más que una secretaria; una mano derecha. Una aliada para todos mis proyectos profesionales “¿factor de alcance, costo?”  y personales “¿opinión personal?”.

Pero más pronto de lo esperado, algunas generaciones interpondrían sus normas y sus códigos y muy probablemente mi Patty 2.0 sería obsoleta o mas bien tendría que migrar a un prototipo humanoide; que bien me imagino estaría hasta las huevas, “Pero que puedo hacer, Ronald”

-    Es tu decisión, o el proyecto de certificación o Patty.
-    Pero ella es todo lo que tengo.
-    Humanízala entonces, tienes ahorros supongo.

El chip de Patty conformó parte del proyecto ITQueens y una nueva versión humanizada y pensante entra en circulación, mas yo había tomado mis precauciones. Protobaicamente había adaptado el circuito del control de órdenes. El firmaware, una especie de computadora pequeña, ya estaba simulado en mi agenda del computador.

Patty 3.0 estaría ahora en circulación, con medidas perfectas, rubia, abundantes pechos y una voz interesante. Con un olor a hule, mas sinceramente explorable. Patty tal cual nuestra amiga, hecha un mar de perfumes y temas superpuestos por el Post-its. Tan alejada de mi robot, y tan cercana a esta locura a la que llamamos: la realidad.

Santa Eulalia
26/04/12

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