jueves, 30 de agosto de 2012

BGVW

Betty. Quienes la conocimos, aquella vez que se mudó a la quinta, nos quedamos absortos cuando nos dijo sonriendo, “Lo siento chicos, soy prostituta” Uno de nosotros, dándosela de muy hombrecito, se jactaba diciendo que yo la sabía y que incluso se la había tirado. ¿Las putas serán fieles? Decía uno de nosotros, al parecer algo le atrajo algo de Betty. Aunque no sabemos si ella ya le había dirigido palabra alguna.

-Yo mañana mismo me tiro a Betty - decía Gilbert, el que había debutado, según las malas lenguas, con su primita.
-Yo le diré que quiero conversar con ella para ser amigos – dijo en cambio el único que estudiaba.

Giovanni, tenía un coeficiente intelectual de 160, cabello de carnero color castaño y una fabulosa capacidad de recordar nombres de marcas de jabón de los años ochenta. Cuando Giovanni, conoció a Betty, quedó perdidamente enamorado de ella. Sabía que ella era del oficio pero aún así, el la quería caer de todas maneras. Fue así que reunió gracias a sus abuelos los doscientos soles, que les pidió para inscribirse a una conferencia.

- Aló, Betty. Soy yo Giovanni. Sí gracias, sólo quería decirte que ya tengo el dinero y que…
- Aló? Quién es? Ah que tal, todo bien? Mira ahorita estoy por atender un cliente, te llamo luego a este número.

Víctor llegó demasiado estresado a la habitación, apenas saludo a Betty y se quito la ropa en menos de medio minuto. Betty tardó medio minuto más y procedió a darle las atenciones básicas. Hasta que sucumbieron a la cama. Pegando sus cuerpos y tocando sus lenguas con frenesí. Víctor se movía torpemente. Nunca entendió bien lo que había que hacerse  para quedar bien como varón.

-Betty, basta me haces daño. Yo no quiero seguir así. Creo que lo pensaré mejor.
- Víctor, si esa es tu opción, yo la respeto; es más te ayudaré.

Walter preguntó por Betty, en su casa ella lo recibió con un café. Él era  el policía, el malo de la película. Le había picado casi todos sus ingresos, tan solo por no contar con carné de sanidad; así decía él. Por favor, era el colmo, cuando ella tenía poco tiempo ahí. Eso sí, nunca acordó un servicio sexual con él. Le parecía fuera de sus propias leyes. Ella tenía dignidad. Cierta vez cacheteó a un viejo en el Metropolitano, porque se comenzó a sobar sobre ella.

- Una cosa más, no se acerque a ninguno de los jóvenes de este barrio. Ya sus padres pidieron que respete en ese aspecto la moral de este lugar.
- Ok. Jefe Walter. Ahora necesito mi privacidad. Gracias por todo.

Beatriz rehusó aquel puesto de asistente en Bogotá, estaba harta de los chismes y de las infidelidades del hombre a quien había confiado su virginidad, su reputación en la empresa y el fin de su primera soltería, “Es más, me voy” “Lo que es por mí, no esperes que te ayude” Luego de esta profunda depresión no tuvo más remedio que emprender viaje hacia Lima.

“Gianni, quiero ser sincera contigo. Si te escribo estas líneas es porque he pasado por lo mismo que tú, en estas cuestiones del amor que nos jode tanto y quería decirte que no soy la indicada para ti. Mira hice todo esto porque no me permitieron conocerme más allá de los círculos sociales, todo era falso y en realidad me sentía peor que una prostituta. Ahora me siento libre. Pero es mejor que dejemos de vernos. Hasta que pase todo esto Gianni.”

Vicko había amanecido muerto. Sobredosis decía la necropsia que le tomaron. “¿Es familiar suyo, señorita?” “Sí, fue mi novio” “Lo lamento, permiso” No el idiota ese policía no lo entendía. Vícko se cagó la vida porque de pronto su mundo de mierda no lo terminó de aceptar. Se volvió gay, me llamó la atención; mas no era como para que reaccionara así. ¿Qué mierda estaba pasando, en este otro país de mierda?

“Waldito, gracias por llevar el caso” “¿Ya te sientes mejor?” Ya lo estaba. Ahora necesitaba salir del mundo en que le fue metiendo Vícko. “Le sugiero que trate su vida de forma reservada, ahora que quiere pasar a este distrito” Pero ella, irreverente como era, comenzaría a evaluar las cosas a su propia manera.”Bueno les diré que soy puta y a la mierda. Ya luego me buscaré un tipo de buen corazón. Y ojalá que lo haya, aunque sea tontito; no importa”

Santa Eulalia
30/VIII/2012

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