jueves, 17 de diciembre de 2009

La Ninfa Herida



Yo no hablaba francés por aquel entonces. A lo mucho un par de “ah oui”s con sus “merci”s. Y era todo cuanto humildemente pude captar de las tantas películas que pasaban en cable en mis aburridas tardes.

Al tenerla frente a mí esa noche, acompañada por un sujeto y otra sujetada a él; sentí lástima. Lástima por la noche, por los sujetos y por el cuerazo que estaba frente a mí y mis ojos anhelante de protección.”Bonjour” me acordé milagrosamente, aunque muy mal porque eran las diez de la noche; su sonrisa me dio esperanzas. Acompañé a los tres hacia el paradero, no sin antes hacer vistas por si llegaban taxis y presenciar de paso las enormes caderas de mi Ninfa herida. Así llegamos hasta el cruce con la avenida la marina.

No recuerdo que más ocurrió esa noche, cuando desperté me encontraba en la costanera con el torso desnudo y cerca a mí unos paquetes de preservativos. “Me doblé “pensé, porque estaba cerca de la avenida la paz donde viví, pero me di cuenta que estaba en mal estado. Llegué a casa y para mi suerte estaba mi hermana (y su enamorado), estaban ocupados así que me evité fuertes llamadas de atención.

Al poco tiempo, quizás por la anécdota, me inscribí en la alianza. Los dos primeros meses fueron muy divertidos. Al tercer mes, me tocó por maestra a mi vieja amiga de la avenida universitaria. Aún conservaba uno de los paquetitos de preservativos, como recuerdo. Cierta vez se los puse junto a mi examen final, con una pequeña nota BONJOUR (10:00 pm).Siempre he sido modesto, mi cuñado lo sabe muy bien; pero desde que tengo a la mujer más bella y ardiente de Bélgica que habita en Perú, me he convertido en el hombre más cansado y distraído de la clase.

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