jueves, 29 de diciembre de 2011

XIX – Horas para la teoría



Investigar siempre fue una tarea de entendidos de escritorio, psicoanalistas, doctores que hablaban con sus madres, submentales aleccionando al mundo. Estos constituían la bibliografía de siempre, pero no era la única. La otra cara de la moneda, la tenía que definir yo. Ante esto se me ocurrió una idea. Pedirle a mi hermana que lleve el control de mis ideas-apuntes.

- Estás loca, cómo se te ocurre pedirme eso.
- Vamos tengo que avanzar la teoría, además aún me quedan dos por entrevistar. – Le repliqué.

Cuando me proponía a revisar los nombres de los dos en mi lista, sentí un leve placer al leer aquellos nombres y preguntar después en sus despachos para confirmar las entrevistas. Estaba garantizado que serían un éxito. Todo llevado de manera profesional.

A la mañana siguiente, me preparaba para definir las preguntas para mis dos guías y mentores por espacio de veinte minutos: Christopher O’Hara y Martín Larraín mi ex jefe directo y ex gerente de mi área; no pasaban de los cuarenta y cinco. Estaba lista.

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