jueves, 29 de diciembre de 2011

XX – Como calificación del momento

El transcurrir del tiempo y su mirada, parecían lo mismo. Su seguridad se apoderaba de sus respuestas, “¿Aquellas son sus diplomas?” “Así es, si te gustan; son todas tuyas” Y era casado. Por instantes notaba que sus labios temblaban, era en los momentos siguientes cuando terminaba de mirarme.


- ¿En cuanto tiempo logró esos ascensos?-pregunté un poco queriendo descifrar las diplomas
- Será, unos tres años.- Me respondió al tiempo que cruzaba sus piernas


Pero sabía que quería saber más, así que se puso de pie para explicarme un poco mejor las cosas. Cada respuesta se iba acercando más a mí. Hasta que en un instante sostuvo mi quijada con sus manos y dijo “ Que extraña forma de averiguar las cosas, pero me gusta” y me besó; con todo el gusto del mundo lo tuteé “ Mira que cuento con tu respaldo”


Enseguida el señor O’Hara me llevaba a una sala contigua y se dispuso a desnudarme ágilmente. Hicimos el amor con frenesí, aunque no descubiertos del todo. Llevábamos movimientos precisos, sin lastimarnos. Era muy hábil, caballeroso y como pude distinguir, durante una de nuestras posturas, tenía un cuadro del que se exhibía un diploma enorme. Eureka, tenía un MBA.

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