lunes, 26 de noviembre de 2012

La mañana se vislumbra triste a la hora catorce y del mismo día. El intrépido Santiago se despedía de este mundo, alejado de su natal Aymaraes, de sus travesías de campo y de sus niños compañeros de juego. Ahora sólo pedía oración a cada uno de sus hijos.


- El tío ha fallecido. – Me sorprende la voz de su sobrina por teléfono.
- Lo siento.- atina a decir el mayor de los sobrinos nietos y transcurre el silencio.

La vida es una decisión provista de dos fechas centrales. El cielo finalmente establece el límite a nuestros días. Invocando a la justicia divina, pero que finalmente recae en un día de eternidad. Como fue esta mañana.

Desde Manhattan, llegan las hijas acarreando drama en sus ojos. El viaje parecía eterno en sus ocho horas. Finalmente significó una despedida. Ahora era preciso conversar y mantener esa esperanza, la cual duró apaciblemente hasta esta eterna mañana.





Chosica
14/11/12

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