La belleza como los demás secretos de la naturaleza,
contrastaban muy bien con Camila. Había tenido un día muy arduo. Y era por así
decirlo parte de su camino hacia el arte de la vida.
Pero su vida era una porquería, eso estaba claro. A sus
veinticinco años, había llegado de Granada para ejercer su profesión, pero su
camino de fiestas y salidas le presentaron una propuesta muy interesante que no
pudo rechazar, aunque se tratase de una porquería.
Pero ella no estaba sola, tenía el apoyo y la admiración de
sus seguidores. Recibía diariamente los abrazos, besos, caricias y demás formas
de saludos sexuales de sus fans. “La próxima vez, nos adjuntas la guía de
nivel, Ok vale gracias; respondía a uno un tanto inocente.”
Era la forma como transcurrían sus días, mientras sus padres
entendían sus escasas respuestas a sus preguntas telefónicas, a causa de las
extenuantes jornadas de estudio y pasantías como becaria de Repsol “aunque mejor
hubieras postulado en Endesa, la energía eléctrica jamás terminará” decía su
docto abuelito, quien ignoraba que su querida Camila era una feliz y
emprendedora actriz porno.
Chosica
23/12/12
23/12/12
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