lunes, 26 de mayo de 2008

Cuando se Trata de Rugir


Empezaré diciendo que ahora tengo veintidós años. Anoche mi abuela me lo recordó en su regaño y ante mi negativa de querer lavar los platos. Nada me afecta tanto como los regaños y hablar del pasado; pero asumo que tú más que nadie comprenderá como un joven como yo, inteligente, buen mozo (Como dice mi abuela) y tierno, se sienta incómodo con su existencia. Bueno ahora que ya sabes mi edad, vayamos a los hechos.

De pequeño nunca me llamaron la atención las mujeres, ni siquiera las niñas; nunca imaginé el que llegaría a penetrarlas por un poco de placer o para hacer alarde de Adonis aun cuando no tenía para pagar un buen hotel. Mónica llegó a mi vida por generosidad y protocolo de Erick. Llevaba dos años en Europa, regando sus orgasmos con un novio infeliz, por no saber quen tenía mas cuernos que un tricératops del Cretácico. Aquella noche su mirada pasao sobre mí como una pincelada fresca y artística. Ese mismo día acordamos ir a la piscina junto con Erick, su hermana y sus amigos.


Si bien llegado aquel día , no quería nadar al principio, lo hizo. El azar, un mal clavado y el Principio de Arquímedes, permitieron que observara sus senos. Se lo diría más tarde mientras paseábamos. Parece una estrella de rock con ese cabello, Adivinas mis gustos tan rápido.Antes de que le hiciera una pregunta, me miró fijamente y tomándome de la mano, me atrajo hacia ella mientras me despojaba de mi short. Yo sólo me limité a acondicionar su falda para el libre paso de mi sexo erguido, el cual con ayuda de sus manos encontró un buen recaudo.Agitando nuestros cuerpos, sentíamos el aire huarochirano. Nos mirábamos cada cinco segundos. Alternaba su mirada hacia el cielo y era para mí como una señal de sus orgamos, sumado a sus infinitos gestos y muecas. Su placer era el pastel destinado a miles de almas. Ella se aprovechaba de aquellos instantes, de mi energía y de mi short caído poblándose de pequeñas presencias de arena gruesa.


Terminaríamos, para luego ir a la mesa y probar nuestros alimentos. Me sentía un aprovechador, un perfecto idiota que no sabía nada de mujeres. Seguí sus juegos, el paso de sus pies sobre mi pierna, sentía que la soledad era más poderosa que el Eros; en mi camino no aparecían reyes, mas sí coronas.Siguieron días de ausencia, de saludos distantes, de sorpresas luego de verla con su enamorado estacional.Hace poco , cuando dialogaba por el mensajero, me contó que tenía novio, pero que definitivamente otro también tenía el mérito de estar dentro de ella. Su recuerdo es tan fugaz como una zaeta de cosas. Gracias a la invención inconsciente de Gates pude percibir muchos besos de su parte. El heavy metal me ahuyenta del pecado, destinando así mi masturbación a una modesta Sully Saenz. A veces siento que mi sexo es la persona más aburrida y tierna del mundo.



Santa Eulalia
07/05/08

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