Jeremy no cabía en júbilo, su mirada había cambiado notablemente, era como la de un hombre. Un hombre distinto. La noche parecía un confidente para él. Aún así despojado de toda vergüenza, se ruborizaba. Quería regresar en el fondo. Pedirle disculpas y luego desnudarla. Suave y apaciblemente decirle frases un tanto cursis con el fin de penetrarla. Pero el deber , las altas calificaciones, lo llamaba, Mami buenas noches- dijo mientras tiraba su mochila, de regreso a casa.
Corrió desesperado a la ducha, luego de habilitar la salida del agua y previamente desnudo, comenzó a pronunciar su nombre. Se detuvo a mirar su miembro viril, mientras mordía los chorros de agua. Comenzó a agitarlo, hasta que los primeros flujos espermáticos se fueron por el sumidero, con ayuda del agua. Miró el curso de aquel emblemático líquido y admitió la lógica del cansancio.
Surco
13/09
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