jueves, 19 de febrero de 2009

Sao Luis do Paritiga


Maíra perdóname que aquí nuestros relojes nunca dan a las nueve horas. Tenemos que correr al despertador porque los descuentos siempre terminan afectándonos el desayuno. Tu invitación me cayó como un desayuno. Sin saber muy bien tu lengua, ya me había metido en esa historia llamada Carnaval.

Te enseñé las cascadas cerca a la ciudad, y tú me hablabas del mar, de Sao Luis. Me hice santo para entender qué querías en el fondo. Mi s ahorros no lo concebiría empero tú lo tenías todo planeado, con amigos, casas, lugares y dinero ahorrado. Pero yo soy un roedor.

Tus amigas deben imaginar que queríamos hacerlo de todas maneras, de seguro hablarías que un novio del vecino país del amazonas, vendría por ti. Pero ese novio nunca había ido a otra selva hecha ciudad. Sería un debut con mucho de guacamayos y samba.

Pero tú me enseñarías y conservarías mi lugar, y no era difícil. Y no era fácil que pueda empacar mis cosas porque primero tenía que ordenar mi cuarto y cumplir con mis trabajos en la refinería y mis cursos de verano por la tarde. Pasada la semana del plazo, yo no tenía cara en dónde persignarme.

Pero como buen actor, no me quedó otra que echarle la culpa , al inefable tiempo.

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