viernes, 22 de abril de 2011

Declarativas del Sol


Conversábamos bajito. Era nuestra costumbre reunirnos cada viernes. El salía de su empresa a la 1:00 pm. En clases imaginaba sus palabras y sus gestos. Todo lo que me decía parecía sacada de una de las telenovelas de mi abuela. Pero aquella vez, algo cambió.

Acompáñame a mi hogar, fueron sus palabras luego del saludo. Al entrar ahí comenzamos a besarnos más; y comenzó a desnudarme. En mi locura he sabido conservar esos instantes por la vergüenza de mis amigos y la ignominia de mi hermano; cuya protección terminó con el episodio más interesante de la novela de mi vida.

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