miércoles, 17 de enero de 2007

Mitos y Realidades de Pantera y su Huída


De saber que tardarías en ponerte triste, te hubiese dado las mejores fotos; y no me refiero las del hi5, sino a esas que se obtienen de las miradas confundidas de tus recuerdo. Pensar que se trataba de tu gatito de ébano, dotado de un pecho que desfallecía en blanco; pues bien para tratarse de la segunda vez, como que tarda mucho, no era muy notorio el que tu hermana maquinase el que Manchitas tuvo algo que ver o de seguro el gato Huevos, muy con autoridad moral para testificar sobre si conoce el paradero de tu mascota. Empero tu sospechabas.

Todo te parecía misterioso, el día que aún no recuerdas, la manera tan deportiva del echar de menos de tus familiares. Luego de tu desolación ante una aparente confusión, con una gata occisa, la que anteriormente protagonizaría una escena de andino modo de querer junto a Pantera (incluido caída de ladrillos); tus lagrimitas ya no cederían más aun cuando lo vieras muerto o perdido. Pues así es como te conozco.

Hasta que comienzan a aparecer historias a guisa de versiones, te pareció simpática aquella que empacando sus pequeñas cosas en un morralito, Pantera, se marchaba de la casa en busca de un futuro mejor. En tu pensar retórico, considerabas que de tratarse de una situación como tal, hubiese habido una despedida, mínimo; pero de seguro fue que dado su carácter oculto, en analogía al color de su pelaje, obviaría esos detalles tan protocolares y claro para ti, tristes.

Tu madre por otro lado, cansada por los reproches de su madre, sobre ruidos en el techo, sobre gatos y gatas en el techo, sobre gritos de gatas y de gatos que hacían retumbar las noches; no tuvo más remedio que proclamar a los 7 vientos que, ese gato tenía que desaparecer. Tú como buen dueño te rehusabas a ello pues no eras mago ni criminal como para “desaparecer” a tu mascota, conociéndote como buen hijo no tratarías de desobedecerla, optaste por pensar en que debería ser regalado.

Tu tío, encantado por los recientes comentarios sobre su pérdida de peso, te revelaría que Pantera fue concedido (porque se bien que no te gusta la idea de que fue “regalado”) a un jefe de familia de apellido cetáceo (Calderón), con cierta posición holgada; de manera que pudiera vivir con mil gatos, de quererlo así. Te dio algunos detalles, casa de tres pisos, un amplio techo; a tu pregunta de si es que sabía dónde vivía, solía responderte que por Rayos del Sol.

No pensé que lo tomarías tan normal, o quizás tan así, de un modo poco ligado a la acción se trataba del ser que te lamía para demostrarte que te quería, de un ser que trataba de dormir cada noche junto a ti…Tu te sentías satisfecho al darte cuenta de que era un gato muy adorado y de tan recíproca afinidad, como para pensar que jamás se hubiese marchado, ni aún cuando lo despidieras con un chalacazo, como lo hacía la mami Lupe, o una bofetada de tu cuarto y de tu presencia respectivamente.


Te parece cómico lo de tu tío, que venga de trabajar y o bien por la cena o bien por el desayuno, hable de sus conversaciones con Pantera; que a su pregunta de cómo esta, él responda con un aquí hermano tomando el fresco cómo anda la familia, ahí lo de siempre; bueno yo aquí esperando sacarlos adelante. Su narración incluía detalles como el hecho de que tu gato (porque lo sigue siendo) estaba con el torso desnudo ya que había puesto su pelaje a secar. Sólo una vez te interesaste por una figura: La del grifo clandestino.

Tu gato, según precisaban, había desarrollado un proyecto de inversión, que aunque informal, buscaba remediar cualquier estrechez económica en la familia. Las crecientes subidas del combustible y el toque pintoresco de una atención felina, amen de gatitas en bikini, llevaría el negocio a buen caudal. Y tu seguías sospechando esta vez decidiste hacerte el loco y pensar en que el negocio de Pantera “iniciará en marcha”.

Posteriores relatos de tu tío te llevaría a entender que Panterita no tuvo mucho éxito, sin embargo, conservaba su buena posición; fumaba habanos, tenía gatitas a diestra y siniestra y lo que es mejor, conservaba su temple y su espíritu emprendedor. Te extrañan mucho cuando vienes, sí vendré en auto saludos también al gato Huevos a la Manchitas y al gato Camilo diles a los dos primeros que ya les he perdonado; terminaba su relato tu, ya no tan obeso , tío.

Ha pasado así un mes, no lo suficiente como para que te olvides que aún tienes un gato”apanteradamaente” lindo, ni como para olvidar que por su lengua y su saber del nombre, te habrá de reconocer. Lo que sí estás seguro, es que en cada historia de tu tío y en cada punto indiferente del tema, cortesía la mirada inepta de tu madre, tú estarás seguro de que volverás a ver y hasta quien saber, recuperar, a Pantera. Y prometo así mantener tus planes en perfecto secreto.
Santa Eulalia
11:30 pm
14/01/07

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