martes, 23 de enero de 2007

Maths


La clase de inglés agonizaba, un azul plumón acrílico perdía su color al ritmo de una tarea para casa, y yo pensando en él.

Su nombre es Yak y a ese detalle venía el hecho de que formaba parte del gran porcentaje de nombres surgidos al oído.

-¿Qué te importa? ¿Tu nombre es recordable acaso?
-Sí, pero al menos no surgió al oído como el tuyo.

Habíamos ingresado juntos a la facultad. El se jactaba por ser el que obtuvo el primer lugar y yo también pero a nivel de las mujeres.

-Aun así somos más inteligentes que los hombres.
-Tonterías

El comenzó con la idea de buscarle fórmulas y corolarios a las cosas cotidianas; desde luego que había testigos de esta iniciativa, como Maycol (De seguros que sacaron también su nombre al oído). El mismo que sería más tarde compañero de solo un metro de separación (incluido en la carpeta) y cómplice de sus ideas “formularizadoras” que incluían las claves de respuesta en las evaluaciones.

-De haber estudiado latín hubiese sido como Lagrange o Legendre.
-Y a mí que me dices, vaya.

No sabíamos qué éramos hasta el tercer ciclo, cuando noté cierta inferioridad en sus notas con respecto a las mías.

-¡Quisiera tener una amiga como tú!
-Seguro, seguro. ¿Algo más?

La verdad que me gustaba su idea. Como que al principio media facultad creía que éramos enamorados. Ahí comencé a poner de mi parte.

-¿Por qué no nos cogemos de la mano?
-Ay no sé, qué van a pensar.

Tanto pensaba en esa idea que de tanto andar juntos por aquí y por allá, nos hicimos pareja sin darnos cuenta. Claro que hubiese preferido que fuera más romántico; pero como intuía que no iba ser propicio para él.

1) Señores, el tema de hoy: “Derivadas Parciales”.
2) Préstame tu cuaderno de Cálculo, porfa.
3) “Concurso interno de Geometría del Espacio”
4) Me tengo que ir Yak, te espero en casa.

Así pasaban los meses. No fue aburrido “modelar” la realidad después de todo. Fue así que ideamos una fórmula para controlar la dieta de los gatos y para la reproducción de los conejos; para lo cual contamos con la valiosa ayuda de la geometría analítica. Usaríamos los grafos para hallar el menor tiempo y distancia posible para ir de mi instituto de Idiomas a su casa, o de mi casa a la suya.

¿Qué esperaba de él? Bueno, que acabara con su unicofagia, que limpiara sus lentes cada 4 horas y no al día, que mejorara su caligrafía y que dejara de pensar que a través de una fórmula se podía determinar el sexo de los insectos o en el mejor de los casos, de los pollos.

En cuanto a mí:

α)-¿Por qué no intentas bajar de peso?
β)-¿Por qué no usas ropita más apretada?
γ)-¿Por qué no formulas el uso de tiempo?
δ)-Ya te he dicho. Sólo dos cucharaditas de azúcar al café.

Su familia tardó mucho en comprender lo nuestro. Luego exagerarían. Para empezar su madre ya había fijado una fecha para el matrimonio. John, su padre, ingeniero mecánico, antepuso lo de la maestría a los planes de la madre.

-¿Y tus padres que opinan de mi?
-Como que coinciden con John en cierta parte.
-Entiendo, entiendo. ¿Cuánto tiempo crees que tomará eso?

No recuerdo ni cuándo ni dónde ocurrió el primer beso como “enamorados”; tanto así que se lo atribuyo al segundo día que nos vimos luego de la presentación previa al examen de admisión. Hasta que llegaron las vacaciones de verano, por lo cual comenzaría mi modalidad intensiva del curso de Inglés.

-¿Y Yak?
-……….

Cuestionaría Meche, una de mis mejores compañeras de la facultad y del Instituto. Su pregunta alteró todo el curso de las sesiones de enseñanza Ad Honorem.

Pensaba quizás que la relación así como había empezado, había terminado. Aun así lo recordaba dentro de su posible viaje, quizás pensaría en mis 65 kilos para él excesivos o en mis tazas de café con “no más de dos cucharaditas de azúcar, por favor”.

Meche esperaba a su familia y yo la línea 34-A. Después de todo no fue tan malo haber estado con él. A veces me pregunto si es que existe alguna fórmula para predecir el futuro, y si es mucho pedir, al menos el nuestro; o mejor una, sólo una para poder determinar la duración, de una relación amorosa.


Santa Eulalia
Febrero 2006

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