- Me parece que fue el regalo de un ex de mi mamá, antes de tenerme a mi claro. - Contaba Adrián.
- ¿De casualidad, se llamaba Adrián?.- Consultó Martina.
- No, Hugo. Jaja.- Contestó el risueño fotógrafo.
Martina acompaño la sonrisa de Hugo, pero sin mirarlo, con el objetivo de que no se produzca nada en ella, hasta el regreso de Josefina en todo caso; porque ella lo vio primero.
- ¿Qué fue? Y por qué elegiste fotografía, ah?.- Preguntó Josefina, luego de dejarle el vaso de café.
- Es un toque complicado, porque mi mamá terminó con Hugo, cuando el viajó. - Respondió Adrián.
Para resumir la historia, la madre del joven decidió conservar el peluche porque estaba provisto de un atuendo particular y tenía una cámara. A los dos años conoció al padre de Adrián y se casaron a los dos años siguientes. Comenzaron a viajar para cuando Adrián tenía dos años; y el que no se despegaba del peluche. Cada foto en que aparecía durante su infancia, tenía al peluche.
- Lo máximo. Va a estar interesante el focus Martina.- Exclamó maravillada Josefina.
- Sí, de ley. Gracias Adrián, quedamos en avisarte para la segunda parte.- Respondió la joven arquitecta.
- Buenazo. ¿No quieren una foto?
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