martes, 30 de septiembre de 2025

No Soporto al Potter de tu Novio

Tú me decías que mientras sonría, todo alrededor estaría bien. No imaginaríamos nunca que esa cabrona pipa se vendría abajo. Pero eso es otra historia. 

Es el cuarto turno de plaquetas y alrededor el olor de pomadas ya se contuvo finalmente, dando paso a una estela de esperanza o triunfo de la ciencia como lo quieran llamar.

Empero tú eres mi cuate, desde aquel momento en que me alcanzaste un pañuelo, que nunca fue tuyo, seguido de ese: Yo tampoco soporto al Potter de tu novio. Y mi llanto quedito se convirtió de pronto en una sonrisa y te pregunté tu nombre, Manuel que chido,  y gracias por el pañuelo. Y desde ahí pues güera y cuate para toda la vida.

Recuerdo que de tantas veces, que la chingona vida me ponía en aprietos a mi o a mi Potter, llegabas tú como un ángel. Y yo te decía: Y para cuando la novia, mira que ya muchas me preguntan, A poco, Pues sí. Tan inocente, y qué te puedo decir pues que la vida nos puso juntos. Y que si no fuera por mi novio, pues quién sabe.

Que ya le dijiste, esa era tu frase de siempre. Y claro, yo ándele y ándele con las perdonadas al novio. Pues sabes, a veces tenía miedo. Y yo sé que el miedo a veces es bueno cómo tu dices, Pero y para qué tienes tremenda boca, acaso ¿no para sonreír? Todo va a estar bien. Claro, eso. Hasta que él se fue al Instituto a diez horas de aquí, imagínate. ¿Qué suerte, verdad? El seguiría estudiando. 

Y posteándose todo el rato el chingón ese, y yo te daba la razón en esa frase. ¿Por qué a veces los esfuerzos de los padres no son suficientes? te decía, A pues, a mí me ahorró la vida el conocer a uno de ellos qué más,  Y te daba la razón en eso, pero más porque luchabas y siempre fuiste el primer en aprender las cosas de grandes. Cuando construiste tu habitación, cuando aprendiste a manejar o cortar el cabello, Yo elijo un oficio y me quedo pues de chofer. Y yo, Pues ándale, cortarme el cabello por ti ni de loca.

Tú también me decías, que mientras hay vida hay esperanza. Y seguro eso pasó por tu mente, cuando decidiste regresar a tu camión, que la gente no entendía y no por mensos; sino por esas llamas que hasta que a uno no los toquen, pues ni se mueve uno.

Acá los doctores aún no se lo creen, y yo menos. Ya descansas, y sólo sé que valió la pena todo esto: porque fuimos la güera y el cuate por toda la vida.

No hay comentarios:

No Soporto al Potter de tu Novio

Tú me decías que mientras sonría, todo alrededor estaría bien. No imaginaríamos nunca que esa cabrona pipa se vendría abajo. Pero eso es otr...